jueves, septiembre 30, 2021

Archivo del Maestro Julián Villaseñor Mejía (Entrega número 2)


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Credencial Diputado de la XXV legislatura local.

    Julián Villaseñor Mejía cursó sus estudios de preparatoria en el Liceo de Varones del estado de Jalisco, después se inscribiría en la Escuela Normal de Profesores Guadalajara de donde egresaría como profesor normalista para laborar tanto de profesor como para ejercer el puesto de director o prefecto en diferentes planteles educativos de Cuautla, La Barca y Guadalajara, Jalisco. 

    En su desempeño profesional fue identificado como elemento a favor del movimiento revolucionario, de tal forma que al ingreso de las tropas constitucionalistas dirigidas por los generales Álvaro Obregón y Manuel Macario Diéguez a la capital de Jalisco, el ocho de julio de 1914, tres días después sería nombrado oficial mayor de la biblioteca pública del estado. 

    Se integró a “La Liga de los amigos del pueblo”, asociación de tendencia liberal creada un año antes por el político y abogado Paulino Machorro Narváez. En ella, mediante conferencias y mítines públicos en barrios obreros y populares, se respaldaría al movimiento constitucionalista y a la gestión del entonces gobernador interino Manuel M. Diéguez. De la liga de amigos del pueblo saldrían los primeros elementos con que el general M Diéguez organizaría su gobierno. 

    Originario de Unión de TVLA, se lanzó como candidato independiente a la diputación local por su distrito, entonces el 14 con cabecera en la vecina población de Autlán, en donde obtendría la victoria teniendo como suplente al C. Ricardo Robles Gallerán. Es electo diputado por la XXV legislatura local para el periodo que comprendía los años 1917 a 1919, ya en funciones es elegido secretario y además se integra tanto en la primera comisión de revisión de credenciales como en las comisiones de instrucción pública y gobernación. 

    Esta legislatura sería parte del congreso constituyente que firmaría la constitución para el estado de Jalisco.

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miércoles, septiembre 29, 2021

Historia de Vida, sexta entrega.

Un servidor, estudiando en la azotea de la casa de mis abuelos en
Guadalajara Jalisco, a la edad de 16 años

     En medio de la difícil situación económica que prevalecía en mi casa, una vez quetomé la decisión de irme a vivir con mis abuelos maternos a la ciudad de Guadalajara Jalisco para continuar con mis estudios, me empecé a preparar par iniciar ese viaje. Era como emprender una aventura, pero una nueva y desconocida, dejaría a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos, y a mi pueblo, iría a la capital del estado, a una gran ciudad que desconocía, a la cual en cuatro o cinco veces había visitado, y únicamente en la mayoría de ellas ida y vuelta, tendría a aparte de estudiar que trabajar y nosabíadonde. Pero no me desanimaba, estaba acostumbrado al trabajo, a lo que no, era a vivir separado de mi familia, pero esto no me daba miedo, pensaba en nuevas oportunidades, en continuar con mis estudios, lo cual no podía hacer en mi pueblo.

Don Jesús Díaz, padre de Jaime Díaz, el que trae tirantes, es mí padre;
Herman Real Villaseñor, el que esta sentado podría ser el señor Hereford.

    Fue así como aproximadamente en los meses de julio-agosto de 1970, llegué acompañado de mi padre a la casa de mis abuelos: Jovitay Jesús. Ellos vivían en una casita que rentaban en la calle Alfredo R. Plasencia 200 Sector Hidalgo, esquina con la calle Reforma. Mi preocupación inmediata era hacer los trámites para ingresar a la preparatoria, quería hacerlo a la número 1 de la Universidad de Guadalajara (llamada "De Jalisco"). Únicamente había cuatro preparatorias en la ciudad, enumeradas en ese orden. Las oficinas de la Universidad de Guadalajara estaban en donde actualmenteestáel edificio antiguo, por la avenida Juárez, ahí laboraba Rafael Rubio, (La Bulena Jr.) Hijo de mi tío Rubén Rubio Sandoval “LaBulenaSr.” originario de Unión de Tula Jalisco.

    Concurrí con él con la intención de que me ayudara con lostrámitesde ingreso, mi temor era que si no lograba ingresar tendría que regresarme a mi pueblo, y quizás ya no volvería a Guadalajara. Rafael me atendió muy bien y me recomendó para que mistrámitesde ingreso fueran aceptados, pero lo que realmente me sirvió fue mi promedio de calificaciones que traía de la secundaria era cercano al 100, si mal no recuerdo 98. No tuve ningún problema para ingresar, salí admitido en las primeras listas en donde yo había querido en la Preparatoria de Jalisco. Me sentía muy emocionado, inmediatamente se locomuniqué, (por correo) a mis padres.

    El calendario escolar de estudios era por anualidades (2) y las clases se iban a iniciar en los primeros días del mes de septiembre, pero se suspendieron debido al luto que prevalecía con motivo del asesinato de Fernando Medina Lúa, ex presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara. Había mucha turbulencia estudiantil, con motivo de los enfrentamientos entre La FEG y El FER, a estos les llamaban los Vikingos, del barrio San Andrés. Por lo mismo la población estudiantil carecía de seguridad, constantemente se veían balaceras en las calles, o atracos a negocios. Entre tantoteníaque trabajar, el poquísimo dinero que llevaba, todavía producto de mis viejos ahorros, estaba a punto de agotarse.

    ¿En donde podría laborar? ¿Quién me daría la oportunidad de hacerlo únicamente por las mañanas, ya que mi horario de clases era vespertino de 3:00 PM a 8:00 PM? No tardé mucho tiempo en encontrarlo vendiendo baterías para cocina, así como colchas y cobijas, de casa en casa. Este empleo lo había localizado por medio del periódico, era una empresa familiar, y a frente de ella estaba un licenciado cuyo nombre no recuerdo, el domicilio era en las confluencias de las calles Manuel Acuña, y Avenida Alcalde. Recuerdo queteníaque ingresar a mi trabajo a las nueve la mañana, para eso tomaba un camión de la esquina de la casa de mis abuelos, en las calles de Reforma y Alfredo R.Plascencia, que se iba por todo Reforma, pasaba junto a la prepa de Jalisco y me dejaba en la Avenida Alcalde, de ahí me iba caminando.

    Junto con otros compañeros, nos llevaban a colonias retiradas del centro de la ciudad, en aquel tiempo fuimos a Santa Cecilia y a Oblatos, recuerdo que aún las calles eran de terracería, nos dirigía un supervisor, y nos daban una caja de cartón que contenía al producto que íbamos a vender,teníaque ir cargándola y tocando de puerta en puerta. Cuando me abrían, generalmente las amas de casa, las convencía, e ingresaba al interior del domicilio, lo primero que me decían que no querían comprar nada o que no tenían dinero, pero gracias a mi verborrea las convencía yles hacíala venta. Lo poco que en esos momentos me daban como enganche era lo que yo percibía por concepto de comisión, serían, si mal no recuerdo, como cuarenta pesos. Sentía que me empezaba a irbien, ya quealgunos días percibía hasta ciento cincuenta o doscientos pesos, de los cuales semanalmente les daba a mis abuelos cincuenta pesos, otra parte se la enviaba a mi madre, y el resto era para mis gastos.

    Finalmente las clases se iniciaron a mediados deoctubrede 1970, había ingresado al plantel de bachillerato más antiguo de la ciudad, que sensación tan agradable sentía, era (Y sigue siendo hasta la fecha) un edificio de construcción muy antigua, había sido un instituto Jesuita. En 1914 sedestinócomo preparatoria, y desde 1925 ha formado parte del patrimonio de la Universidad de Guadalajara. Fungía como director el licenciado José Parres (+), quien posteriormente fuera rector de la Universidad de Guadalajara. La asistencia de los maestros a clases era muy irregular, al parecer por los problemas estudiantiles que prevalecían, estas se volvieron a suspender y regresamos a principios de noviembre. En el mes de diciembre, antes deldía15, salimos a vacaciones con motivo de la navidad, para regresar a principios de enero, y luego interrumpir de nuevo con motivo de la semana Santa, y finalmente regresar en el mes de mayo a preparar exámenes para presentarlos en junio. El calendario escolar se reducía a muy poco tiempo.

    Recuerdo que en mi primer día de clases, en el intervalo entre una y otra, decidí, presentarme con mis compañeros saludándolos de mano, lo cual les sorprendía, y con el primero que lo hice fue con Engelberto Franco Perales (hoy ingeniero agrónomo), luego: J. Jesús Jiménez Baltasar (hoy abogado), Salvador Villasana Díaz, Carlos Alatorre, Pedro Lomeli Robles (doctor), Machuca Pizano, Díaz Míreles, Ruano Ruano, (estas dos últimas eran mujeres, de las muy pocas que integraban el grupo de clases) y Bernardo Cotero, entre otros. Con el segundo de los mencionados, conviví durante toda la prepa, en la facultad de derecho y hasta la fecha. Con el tercero únicamente durante el periodo de prepa, ya que el se fue a estudiar contabilidad. A los demás mencionados ya no los volví a ver, a excepción del licenciado: Bernardo Cotero, quien actualmente es magistrado del tribunal colegiado en materia laboral del tercer circuito, con sede en esta ciudad de Guadalajara.

    Procuraba ir al pueblo a visitar a mis padres y hermanos, por lo menos cada 15 o 20 días, generalmente les llevaba regalos o algún dinero, sobre todo para mi madre. Mi hermano Habacuc estudiaba la secundaria y los demás estaban en la primaria. Mi padre continuaba haciendo algunos “trabajos” en la máquina de escribir, o bien “litigando” algunos asuntos Penales. En cuanto a las suspensiones de clases en la preparatoria, algo similar se repitió en el segundo año escolar, ya en este periodo estaba como director Pedro Vallín Esparza, y como Secretario José LuisSanabria, no faltaban los alumnos empistolados dentro del plantel, o los enfrentamientos en la plazuela fuera de él, a la luz del día y ante la presencia de autoridades y soldados de la quinceava Zona Militar, quienes para nada intervenían, solo miraban. Fue en este año escolar cuando un tipo apodado "El Caguamo" dio muerte a dos alumnos dentro del plantel, y recuerdo que salió caminando con la pistola en mano muy tranquilo rumbo al mercado Corona, sin ser detenido por ninguna autoridad. De mis maestros de la prepa que más recuerdo con cariño y admiración están el Lic. Vázquez Correa (Latín), el Lic. Guerrero Beas (“Manotas”) historia universal, la maestra Sígala, con química, oMinakata, de física., entre otros.

    No obstante de que me invitaban a participar con algunos grupos estudiantiles, entre los que estaba Carlitos Alatorre, un compañero de grupo, decidí permanecer al margen y dedicarme a estudiar y trabajar. Este año protestaba como presidente de la República Mexicana el Lic. Luis Echeverría Álvarez, con el lema de campaña “Arriba y adelante.” Se veía venir un cambio en la política mexicana, inclinada esta hacia la izquierda, se iniciaba el sexenio de la “guayabera" y de la continua inflación, a la que no estábamos acostumbrados. Al iniciarse el sexenio el país comenzó a sufrir la crisis. La sociedad Civil permanecía incrédula, el vínculo entre ella y el gobierno estaba fracturado, debido primordialmente a la represión oficial del movimiento estudiantil del 68. El modelo económico implantado por el gobierno estaba en decaimiento, el autoritarismo y la demagogia continuaban siendo la pauta en el régimen.

    Recuerdo aquella frase que pronuncio Echeverría al parecer enNayarit: “Ni nos beneficia ni nos perjudica, si no todo lo contrario.” A Echeverría no le quedaba otra opción que restablecer vínculos con las masas populares campesinas y obreras, para tomar de sus experiencias y allegarse su fuerza en la unidad. Inteligentemente incluyó en su gobierno a los intelectuales de aquella época, entre ellos Daniel Cosió Villegas y Octavio Paz. Y algo muy importante que logró fue restablecer la relación entre el gobierno y la Universidad Autónoma de México. Todo esto propició cierto aire de tranquilidad económica y de paz social. El grave error que de acuerdo con mi criterio cometió Echeverría, fue profundizar en la simpatía con el gobierno socialista de Chile, encabezado por el Dr. Salvador Allende, con esto no quiero decir que la postura ideológica y valentía de este hombre no es de admirarse y respetarse, pero dentro de la observación y la crítica que conllevan al análisis y estudio histórico de un gobierno hermano, que se esfuerza en la lucha por defender sus ideales, en beneficio de su pueblo, buscando para él bienestar y la paz social que produzcan el crecimiento y su prosperidad. Circunstancias históricas hermanables, peromuy distintas de un país a otro, con realidades y necesidades diferentes, dentro de un marco histórico común en cuanto al territorio, pero diverso en cuanto al origen y metas, que aunque globalmente se hable de paz, y bienestar, estas acepciones tienen aplicación diferente de una nación a otra. La justicia que es dar a cada quien lo que se merece y lo que es justo, difiere mucho en concepto y en pensamiento de un pueblo a otro. No puede ni podrá un país como el nuestro dejar de velar por sus grandes ideales, en nuestro caso emanados de una revolución, que tuvo y ha tenido el propósito de dar al que no tiene, dentro del marco jurídico establecido. No podrá nunca nuestro país, compartir en la práctica ideales y pensamientos revolucionarios que no sean los suyos, y que se alejen de la realidad y la circunstancia que vive el pueblo mexicano, la cual es única, y así lo será.

    Este acercamiento de Echeverría con Allende, el discurso que este pronunció en el Congreso de la Unión, en la ciudad de México: “tenemos una filosofía distinta que no niego, pero hemos conjugado un lenguaje que se proyecta en el continente y más allá…” en esa misma tribuna Echeverría le respondió: “Ha llegado usted en el momento en que hemos redefinido el rumbo de nuestras instituciones”, tal aseveración produjo cierta desconfianza en algunos sectores del gobierno estadounidense y de la iniciativa privada en México. Cuyo punto álgido llego con la invitación de Allende a la ciudad Guadalajara, pronunciando en esta aquel histórico discurso en contra de Estados Unidos de Norte América, que sacudió las mentes de algunos inversionistas en nuestro país. Recuerdo que era una gran cantidad de personas las que queríamos ingresar al auditorio de la facultad de derecho, de la U de G (Hoy Carlos Ramírez Ladewig), finalmente como pude me colé y me quede parado en la parte de atrás. De ahí pude observar el presídium, formado por el Lic.LuisEcheverría Álvarez, presidente de México, el rector de la casa de estudios, Arq. Jorge Enrique Zambrano Villa, el presidente de la FEG, Guillermo Gómez Reyes “El Alemán", el presidente de la sociedad de alumnos de la facultad de derecho, Félix Flores Gómez “El Indio", el Fundador y guía ideológico de la federación de estudiantes de Guadalajara, Carlos Ramírez Ladewig (Hijo de Don Margarito Ramírez, ex gobernador del entonces Territorio de Quintana Roo), el Obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo, Álvaro Ramírez Ladewig, y no recuerdo si también estaba Don Guadalupe Zuno, así mismo asistía el gobernador del Estado de Jalisco, Lic. Alberto Orozco Romero. Entre las palabras que pronunció Allende dijo: “Que él había aprendidomásde la Universidad de la vida.” Por eso es que la solidaridad de México nace en su propia experiencia y se proyecta con calidad fraternal frente a Chile, que está hoy realizando el mismo camino liberador que ustedes. “La revolución no pasa por la universidad, y esto hay que entenderlo, la revolución pasa por las grandes masas, la revolución la hacen los pueblos, la revolución la hacen, esencialmente, los trabajadores. Gracias por comprender el drama de mi patria, que es como dijera Pablo Neruda, un Vietnam silencioso, no hay tropas de ocupación, ni poderosos aviones nublan los cielos limpios de mi tierra, pero estamos bloqueados económicamente, pero no tenemos créditos, pero no podemos comprar repuestos, pero no tenemos cómo comprar alimentos y nos faltan medicamentos, y para derrotar a los que así proceden,solocabe que los pueblos entiendan quiénes son sus amigos y quiénes son sus enemigos.”

    Echeverría también se distanció mucho del pueblo judío por el grave error cuando a través de su secretario de relaciones exteriores, Emilio Rabasa, argumentó que el “Sionismo” era racismo, viéndose en la urgente necesidad de querer corregir tal aseveración, enviando a su canciller a pedir perdón, provocando con ello el descontento generalizado del pueblo judío, quien decidió retirar la inversión en nuestro país. Según mi personal criterio, contribuyó también a la crisiseconómico-política,la falta de undiálogopara controlar la guerrilla urbana. La Guerrilla propició muertes como la del guerrillero Genaro Vázquez, infinidad de desaparecidos, la muerte del Industrial Fernando Aranguren en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el secuestro de Don Eugenio Garza, en Monterrey NL, los enfrentamientos entre la FEG y el FER, los bombazosafuerade las instalaciones del “Occidental”, cadena periodística que pertenecía al Coronel García Valseca. La inversión se desalentó, la inflación crecía constantemente, la deuda externa alcazaba niveles nunca vistos. No hubo consenso entre el gobierno y la iniciativa privada, aquel no ofrecía seguridad a estos, la falta de un plan económico, y la carencia de bases sólidas para llevarlo a cabo, terminó dividiendo a Echeverría del resto de los inversionistas, además Echeverría reforzóel diálogoy las relaciones con Fidel Castro, lo cual a muchos mexicanos no les gustó. Tal parecía que el poder inmenso que individualmente ejercía Echeverría se desbocaba sin control. No era posible que un solo hombre ejerciera toda la influencia del poder político, el sistema ya no podía soportar más. Ineludiblemente tenía que cambiar, y para mi este era el principio, aún lejano pero al fin y al cabo el principio.

Campaña de Luís Echeverría, cuando estuvo en Unión de Tula,de izquierda a derecha
se observa al licenciado Echeverría, Carlos Aréchiga (Presidente Municipal de Unión de Tula,
la maestra “Enedina” y al micrófono mi padre; Herman Real Villaseñor.

    Para semana Santa del año de 1971 ya había dejado mi empleo de vendedor de colchas y baterías para cocina, quería algo como "office boy", mediante el periódico busqué y encontré uno, solicitaban un muchacho para ese puesto, en AvenidaVallartay calle Progreso… (Continuara en la séptima entrega )

Hermán René Real

lunes, septiembre 27, 2021

Archivo del Maestro Julián Villaseñor Mejía ( Entrega número 1)

    
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Fotografía.

      El profesor y político tulense Julián Villaseñor Mejía fungiendo como orador en el mitin del entonces candidato, general Manuel Ávila Camacho en el quiosco de la plaza principal de Unión de TVLA, Jalisco, 31 de enero de 1940. 

     Al amparo de lema de campaña “Jalisco a lo macho con Ávila Camacho”, el entonces candidato a la presidencia de la república por el PRM, Partido de la Revolución Mexicana, se presentaba ante más de dos mil campesinos, una mayoría de oriundos del municipio y otros llegados de poblaciones aledañas, quienes de manera entusiasta le agradecían que fuese el primer candidato presidencial en visitar Unión de TVLA, el candidato correspondería a las muestras de apoyo recibido con el compromiso de finalizar la carretera Autlán-Chamela. 

     Era práctica común el que en sus mítines proselitistas Ávila Camacho se auxiliara de oradores, pues él mismo reconocía su falta de capacidad oratoria, por lo que prefería leer sus discursos, mientras el profesor Julián Villaseñor Mejía se había destacado en ese ámbito tanto en la XXV legislatura jalisciense como en las legislatura federales XXVIII y XXXI.

      El 7 de julio de ese mismo año el resultado de las elecciones daría el triunfo al general Ávila Camacho con 2 476 641 votos, el 93.89% del total, contra su más próximo contrincante, el general Juan Andrew Almazán, del partido revolucionario de unificación nacional, quien obtendría 151 101 votos, el 5.72% del total de sufragios. 

    El general se convertiría en el presidente del México para el periodo 1940-1946 y el maestro Julián Villaseñor regresaría a la capital del país, en donde tenía su residencia, a seguir desempeñándose como jefe de la oficina de egresos de la tesorería de la federación.


Referencias:

González Navarro, M. (s. f.). Cristeros y agraristas en Jalisco: Tomo 5. JSTOR. Recuperado 27 de septiembre de 2021, 


 Dávila, D. C. (s. f.). Memoria Política de México. Memoria política de México. Recuperado 27 de septiembre de 2021, 

sábado, septiembre 25, 2021

Revista "Folklore", de Unión de TVLA (Número 1)

Una breve revisión en vídeo a uno de los proyectos editoriales que han existido en Unión de TVLA:

 

miércoles, septiembre 22, 2021

Historia de Vida, quinta entrega.

De izquierda a derecha: Miguel Ángel Castellanos, y mi padre, Hermán Real Villaseñor.

QUINTA ENTREGA

Terminada la Primaria, tendría unos 12 años, me inscribí en la secundaria por cooperación "Andrés G. Quintero" (Maestro y poeta recordado y muy querido de mi pueblo). El director lo era el Ing. J. Jesús Corona Sánchez. Casualmente antes de ingresar, y de urgencia fui intervenido del apéndice en el Hospital Civil viejo de Guadalajara Jalisco, a donde mi llevó mi padre, previamente me diagnosticó el Dr. Miguel Bonal, (El vehículo en el que me transportaron era un automóvil que condujo Don Javier García, alias "El Tacuachito" (+)) Mi padre iba ya recomendado con el Dr. Lepe, al parecer este, de San Clemente Jalisco, y también con el Dr. José Rodríguez, paisano, (hijo de Don Alfredo Rodríguez Chagollán) aquel, quien era estudiante o prestaba su servicio social, en ese nosocomio. Recuerdo que mi padre, una vez que llegamos, fue atendido muy bien por los galenos mencionados, quienes procedieron a destinarme una cama, y a prepararme para intervenirme ese mismo día por la noche. Mi progenitor tuvo que regresarse a Unión de Tula, por motivo de trabajo una vez que fui ingresado a quirófano. Se me anestesió inhalando gas, y a la cuenta del uno al diez, sin recordar si llegué a este número, cuando ya estaba profundamente dormido por la misma anestesia, para luego despertar quizás dos o tres horas después y por la noche, con aquellos dolores tan intensos, que nunca había tenido, y en la soledad de mi cama, sintiendo únicamente a los lados la vaga presencia de los pacientes que también convalecían en sus camas. Serían como las tres o cuatro de la mañana cuando alcance a ver que en la cama que estaba frente a lloraban unas señoras, y al paciente lo cubrían con una sabana blanca de pies a cabeza, sin duda había fallecido. No existía en mi ser en esos momentos el miedo a la muerte, o quizás así lo sentía, teníala seguridad de que todo marcharía bien, y pronto saldría de ahí. No podía hablar por el dolor, para preguntarle a alguna enfermera o al doctor, cuando se me daría de alta, me conformaba con verlos pasar frente a mi cama, o cuando llegaban a checarme el suero que me estaban aplicando. Me pareció una eternidad aquella noche, que jamás olvidaré, pero le doy gracias a Dios, porque así se dieron las cosas, aprendí a valorar mi vida en aquellos momentos de dolor, comprendí que la mayoría de las cosas difíciles se hacen y resuelven únicamente con muestra decisión y con valentía, no esperando la ayuda, o el apoyo, que generalmente nunca llega. Era yo y Dios únicamente. Cuanto había madurado, crecí mental y espiritualmente, en tres días, lo que no había sucedido en doce años. No cabe duda que todo obra para bien, cuando no te rebelas a ti mismo, y aprendes a negarte. Mi papá regresó por de Unión de Tula al tercer día para llevarme a convalecer a la casa de mis abuelos maternos, ubicada en aquel entonces en la calle Alfredo R. Plascencia 200, Sector Hidalgo, de Guadalajara Jalisco, en donde permanecí cerca de 10 días, para luego regresar a mi pueblo, e ingresar a primer año de Secundaria. Para esas fechas ya había dejado mis oficios que tenía, y aprendí a manejarme económicamente únicamente con mis ahorros, que con el esfuerzo de mi trabajo había reunido. Mi primer año en la secundaria transcurrió de una forma "normal" en cuanto al desempeño en mis estudios, era casi parecido al que había tenido en la primaria, en quinto y sexto grado. Al finalizar este primer ciclo, y para aprovechar el tiempo, en las vacaciones, (meses de julio-agosto) me fui a estudiar inglés, mecanografía y taquigrafía al ranchito "La Pradera", cerca de la Unión, (Estaba a unos cinco kilómetros) con la maestra: Estelita Kramer, casada con Don Alfredo, tenían una hija (adoptiva) que le decíamos: "Chusi" (Maria de Jesús), y vivía con ellos la mamá de Estelita, una ancianita que al parecer había llegado de Torreón Coahuila. En ese tiempo, dos meses, antes de ingresar a segundo grado de la secundaria, memorice veinte lecciones de inglés: National Scholls of California, aprendí lo básico de taquigrafía, y así mismo mecanografía. También estudiaba en esa época con Estelita Kramer, Ángel Gómez Contreras, (La Paloma) quien me acompañaba, generalmente nos íbamos juntos en bicicleta, cruzando potreros para llegar, las teníamos que brincar por los lienzos de piedra o bien por debajo de las alambradas. Teníamos que llegar por la mañana, antes de las 10:00 AM. Estelita, nos esperaba y antes de empezar nuestras lecciones nos daba un tónico tomado, que preparaba Don Alfredo, su esposo, y que servía para la memoria. (Lo cual me consta que si era muy efectivo) Ella era muy paciente conmigo, sobre todo para enseñarme la pronunciación de las palabras en inglés, (no teníamos discos). Las lecciones las estudiaba de la siguiente manera; eran tres columnas compuestas de no menos de cincuenta sustantivos y verbos, en la primera aparecía la palabra escrita en inglés, en la columna del centro, su pronunciación en inglés, y en la tercera columna su significado en español, había que memorizarlas todas. Al final de cada relación de palabras aparecía una conversación escrita en inglés, en donde se conjugaban las palabras que ya habíamos aprendido. Cada lección era diferente, así como el vocabulario que se memorizaba, y se referían a temas diversos, una hablaba de un viaje en avión, otra de una conversación en una oficina, otra en un restaurante, etc. Salía de la casa de Estelita aproximadamente a las 3:00 PM y de regreso a veces nos bañábamos en el arroyo "El Salto encajonado", se llamaba así porque simulaba un cajón, de aproximadamente diez metros de largo, por unos tres de ancho, y con una altura de unos ocho metros, pero sí parecía muy profundo, en alguna parte alcanzaba más de cuatro metros de profundidad, y terminaba en una pileta semi redonda, de poca profundidad. En esa época ya vivía en una casa que compró mi padre en la calle Veracruz número 5 de mi pueblo, hacía esquina con la calle La Paz, ahí nacieron mis hermanos; Greco, Rommel, y Rocio. Esta propiedad tenía en uno de sus patios interiores dos guayabos, uno producía guayabas muy grandes y desabridas, y el otro, normales, al centro del patio, una pequeña fuente, que no funcionaba, el otro guayabo daba las guayabas más chicas y estaban muy ricas. Arriba de las ramas de este estudiaba, para concentrarme sin ruidos, o bien en el tejado de la casa. Después en los tiempos de gran necesidad económica, mi madre y mis hermanos, vendían las guayabas a Don Lorenzo Ramírez, para obtener algunos ingresos. Había comprado una bicicleta marca "Britanic" rodado 24, con cuanto esfuerzo lo había hecho para juntar aquellos quinientos setenta pesos, que me parecían millones. Mi padre me acompañó a comprarla a Guadalajara, a casa Simancas, que estaba en el centro, contra esquina de la rotonda de los hombres ilustres. Viajamos con Andrés "el Tortero" en su camioneta, en ella nos trajimos la bicicleta, de regreso a pueblo me quise venir atrás en la caja del automotor, viajando de noche, para cuidarla me parecía un sueño tenerla. Con ella, y algunos amigos que invitaba, nos subíamos y nos íbamos hasta la tijera, o bien al Charco Azul, (hoy creo que es una presa), así como a Santa Ana y varios lugares más. Cuando ingresé a estudiar el segundo año de la secundaria sentía hambre inmensa por aprenderlo todo, y así mismo lo memorizaba y mi promedio en todas las materias no bajaba de 95, siempre quería el 100, mis maestros, generalmente me daban por exento en los exámenes con calificación de 100. Me gustaba mucho la lectura, mi primer libro que leí y que no era texto de estudio fue; "El Quijote de la Mancha." Sin duda estaba sufriendo una transformación en mi ser, no anhelaba juntarme con mis compañeros y amigos en la secundaria, sino únicamente venirme saliendo de clases y recluirme en mi casa, para continuar estudiando, muchas veces hasta altas horas de la madrugada. No se me veía conviviendo en la plaza con ningún amigo o amiga, de hecho sentía que estas no las tenía, eran más bien mis compañeras de estudio: Angélica Moreno, Esperanza Cervantes, Teresa Molina, tampoco concurría a fiestas o bailes, no sabía bailar, ni sentía ningún gusto por hacerlo, y ya tenía 14 años. Observaba como grupos de compañeros y amigos se juntaban, como: Santiago Delgado Mejía, Eduardo Villaseñor Estrella, Manuel Aréchiga, José Estrella, y otros más, y convivían entre ellos, y con amigas, algunos decían que ya tenían novia, sin que yo sintiera esos deseos. Adopté una postura de exilio y de concentración exagerada en mis estudios. Mi única diversión era el cine, generalmente ir los domingos al Estrella, o al Encanto. En mi mente se anidaba una idea: "Llegar a ser un profesionista y apoyar siempre a mi madre". Así transcurrió también el tercer año de secundaria, terminando la misma, con los mejores promedios. Entre los maestros que recuerdo con cariño de la secundaria están: El Doctor Pepe Santana, el doctor Miguel Bonal, el doctor: Javier Orozco (odontólogo +) el profesor: Ramiro Ruelas, (+) la maestra: Socorro Cervantes, María de Jesús, (Chusi) Estelita Kramer, (+) el profesor: Nucamendi, Eudaldo Ramírez, el Ing. J. Jesús Corona, (+) quien fungía como Director. Y de mis amigos y compañeros más allegados de aquellos tiempos; Santiago Delgado Mejía, (Chago) quien ahora dirige el Centro de Rehabilitación; "Las hojas" en San Isidro Mazatepec) Ángel Gómez Contreras, (La paloma, actualmente abogado) Manuel Aréchiga Fonseca, (Che) Eduardo Villaseñor Estrella, (Quien radica en Unión de Tula) Teresa Molina, quien vive en EE.UU. y Esperanza Cervantes, (Pera) entre otros. Era el año de 1970, había dejado de prestar sus servicios mi padre como Secretario y Sindico del H. Ayuntamiento de mi pueblo, quedaba como Presidente Municipal Carlos Castellanos, quien ya no incluyó a mi padre dentro de su administración después de que sirvió a los siguientes Ayuntamientos: Pedro Chagollán, Simón Gómez, J. Guadalupe López, Bernal, Lorenzo Ramírez López, Juan Urista, Luis Estrella, Tarsicio Amaral, y Carlos Aréchiga. Terminaba con ello la era de Luis Gómez Martínez, sobrino del profesor Juan Gil Preciado, ex gobernador del Estado de Jalisco y exministro de Agricultura y Ganadería en el sexenio del Presidente: Gustavo Díaz Ordáz. La pobreza asomaba a mi casa, yo tenía 15 años, y mis hermanos: Habacuc, Ulises, Corina, Greco, Rommel, y Rocio, 13, 11, 8, 5, 3, 1 respectivamente. Mis ahorros poco a poco fueron minando hasta terminarse. Sin empleo mi padre, y sin dinero, comenzó a faltar el sustento, mi decisión de seguir estudiando se tambaleaba, o estudiaba o trabajaba, era tentadora la idea de ir a los EUA junto con mis primos hermanos: Roberto, Jorge, y José, Ruiz Real. Mi madre se sostenía en que siguiera estudiando aún sin recursos. ¿Cuálsería la solución? ¿Qué camino debería de tomar? ¿Iría a la Preparatoria? En la Unión no había, tendría que ir a Autlán, no había recursos para el pasaje y alimentos. Mi padre se sumió aún más en el alcoholismo, hipotecó la casa a Carlos Aréchiga, y esta estaba a punto de vencerse. Como únicas entradas de recursos mi padre "litigaba" algunos asuntos penales, lo poco que percibía no le alcanzaba para nada, si a esto le sumamos que la mayoría de los ingresos los destinaba a ingerir bebidas embriagantes. Tenía graves problemas en su contra, entre ellos el alcoholismo y la edad, más de cincuenta años. Entonces les escribí a mis abuelos maternos, quienes radicaban en Guadalajara Jalisco, pidiéndoles de ser posible me recibieran en su casa, para continuar con mis estudios. Me contestaron que si, pero que tendría que proporcionarles alguna ayuda económica en forma periódica, fijándome cincuenta pesos semanales, lo cual acepté. Desde luego pensé en estudiar y trabajar.

Interior de mi casa en la calle Veracruz número 5 de Unión de Tula, en ella aparecen de izquierda a derecha; mi padre, mi madre: Maria Elena Ríos Gómez, la tercera persona no recuerdo su nombre, la cuarta: Víctor Villaseñor, en quinto lugar, mi tía abuela, Taide Villaseñor Fletes, en sexto: Javier Reyes, y sentada no la recuerdo.

De izquierda a derecha: Carlos Castellanos, David Vizcaíno, Lic. Andrés Quintana (Juez Mixto de Primera Instancia de Unión de Tula Jalisco, en aquellos tiempos) mi padre; Hermán Real Villaseñor, y Alfredo Rodríguez Chagollán.


Hermán René Real


Continúa en la SEXTA ENTREGA