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(Basílica de Zapopán) |
El martes al día siguiente fui a la escuela, estábamos preparando exámenes finales, y era el penúltimo año escolar, en la tarde asistí al trabajo a Servicientro Llantero de Jalisco, (En ese tiempo aun no me despedían), estaba ansioso de que llegara la hora (6:00 PM), en ese momento me encontraba con un cliente del mercado de abastos (uno de los mejores), Don David Rodríguez García. Cuando después de tomarle su pedido, y de intercambiar algunas palabras, al mirar mi reloj eran exactamente la seis de la tarde, Don David, le dije, me permite su su teléfono, y llamé a Anita, inmediatamente me contestó, después de saludarnos la invité a tomarnos una nieve, me dijo que con mucho gusto, y me citó en la clínica del Seguro Social numero 1 uno, ubicada cerca del parque Agua Azul, argumentándome que tenia una cita con su doctor, y aprovecharía la misma.
Cuando llegué y me estacione mi VW sobre la Calzada del Campesino, justo frente a la clínica, al voltear hacia el edificio noté que ella ya venía, cuando la vi me dio mucho gusto y sentí que a ella también; la invité a subir a mi carro, y se resistía a dicha invitación, después de mucho insistir, le pregunté si me permitía llevarla a la Basílica de Zapopan, cuando íbamos en el camino, me comentó que tenía su novio, pero estaba en EUA, cuando me dijo eso, sentí como si sobre mi cuerpo hubiese caído un balde de agua fría, sin embargo quise aparentar que no le daba importancia, agregando que me daba mucho gusto, sin hacer ningún comentario al respecto.
Llegamos a la Basílica de Zapopan e ingresamos juntos, intenté tomarla de la mano, y me esquivo, cuando nos arrodillamos le dije: “Usted es igual de hermosa que la virgen de Zapopán”, noté que se ruborizó, alo que la invité a salir del templo. Por el camino rumbo a su casa me preguntó que de donde era, le contesté que de Unión de Tula, Jalisco, y al preguntarle yo lo mismo, me dijo que de un pueblito de Michoacán, en donde aún vivían su mamá y sus hermanos, ella lo hacia en la ciudad con su hermana mayor Arminda, casada con Toño, de oficio ferrocarrilero, Arminda trabajaba en una fabrica de ropa haciendo pantalones. Así veníamos platicando cuando repentinamente noté que lloraba, lo cual me consternó bastante, qué había hecho para causarle llanto, le pregunté, y no me respondía, insistí, y me dijo “Nunca nadie le había dicho palabras tan bonitas, como yo. "Paré el auto en el mercado Corona para comprarle un ramo de rosas, lo cual aumentó aún más su llanto. Me agradeció con un beso en la mejilla.
La llevé a su casa, no quiso que fuera hasta la puerta, por lo que me paré a una cuadra de la misma, y le pregunté que si la podría ver el fin de semana (Sábado), que me gustaría que me acompañara a un balneario, (que estaba de moda en ese entonces), el "Cañón de las Flores", ubicado en la Primavera, me contestó que no me aseguraba nada, pero que le llamara por teléfono el viernes, y me resolvía.
Cuando llegué a casa, mi madre inmediatamente me notó diferente, y me pregunto ¿qué es lo que tienes que te veo tan contento? "Madre, es que conocí a una muchacha, y me gusta mucho, y creo que yo también a ella". Le dio muchísimo gusto, ya que yo no había tenido ninguna novia hasta esa edad, 22 años, ni siquiera amigas, únicamente compañeras en la escuela y en mi trabajo, y agrego "Te felicito, ¿cuando la traes para conocerla?", (Las madres inmediatamente quieren dar su visto bueno), le dije que en unos días mas, con mucho gusto.
Ahora sí, sentía que los días volaban, llegó el viernes y le llamé, me dijo que con mucho gusto me acompañaría al balneario, preguntándome que si iba con nosotros mi familia,? a lo que le dije que si, (le mentí).
Llegado el viernes le llamé, y acepto salir al balneario. El sábado muy temprano pase a su trabajo y lo primero que hizo fue preguntarme si íbamos a pasar por mi familia, y quien iría, a lo cual le contesté que allá en el balneario nos encontrarían. Cuando llegamos a “Cañón de las Flores” no tardé mucho en sumergirme en el agua, y empezar a nadar, ella no se ponía su traje de baño, y nada mas me observaba, le decía "vente métete", al ver que no lo hacia, opte por salirme, no sin antes preguntarle porque no se había bañado, diciéndome que no lo hizo, porque no sabía nadar, y además esperaba a mi familia, y entonces me sinceré y le dije que le había mentido para poder estar solo con ella.
Decidimos salirnos de ese lugar, e irnos a comer al bosque “la Primavera”, a propósito escogí un lugar separado, y debajo de aquellos frondosos pinos me dispuse a sacar de una bolsa de plástico, unos sándwiches que mi madre, gustosa, me había preparado. Al tratar de comernos aquellos emparedados estaban casi desbaratándose, de lo calientes que se encontraban, al igual que unos sidrales, que llevaba, ya que no tenía hielera, y al abrirlos pareció que iban a explotar. No pudimos comer, por lo que decidimos regresar a Guadalajara, pero antes Anita, dentro de su muy romántica forma de ser, quiso “bautizar” a mi volkswagen, y pegándole florecitas silvestres, le puso: “Julito”, porque el mes que se avecinaba era ese precisamente, julio (1976).
Tenía que estar en su casa a mas tardar a las 9:00 PM, holgadamente llegamos, la llevé hasta la puerta, y salió Toño (su cuñado), inmediatamente noté que no le caí bien, no tardó nada en pronunciarme su sermón "Esta es una casa decente, ella (Anita) no puede llegar mas tarde que las 10:00 PM" etc, etc, que desagradable final de día, después, de tantas cosas tan hermosas que me habían ocurrido al lado de Anita. Me despedí de prisa, porque aquel, no se metía, y susurrándole al oído le dije "Muchas gracias, me la pase muy bien a tu lado, mañana te llamo por teléfono", ella sonrió y no me contesto nada, sin duda sentía igual que yo.
En la siguiente semana no pude ir a verla, únicamente le llamaba por teléfono a las 6:00 PM, después de que salía de su trabajo. La había invitado a bailar, para el próximo domingo, a un rinconcito exclusivo para enamorados que se encontraba por la avenida Circunvalación, como a cinco cuadras del edificio de Transito del Estado. Su hermana y su cuñado al saber de mi existencia, (ya que no les caí bien), adoptaron una postura muy difícil hacia ella, envuelta en la exageración, y en algo que parecían celos o quizás envidia, no lo podía discernir, era sin duda confuso, Anita tenía que ingeniárselas para poder estar conmigo, como aquel domingo que la invité a bailar y les mintió, les dijo que iría a un cumpleaños de una compañera de trabajo, restringiéndola ellos a que estuviera en su casa antes de las 10:00 PM, Por lo que me avisó a que no fuera por ella, y nos viéramos en otro lugar, escogí que fuese a la vuelta de la esquina.
Fue así como fuimos a ese romántico lugar, en donde después de bailar dos o tres piezas me le declaré, le dije "Anita, tu sabes que me gustas mucho, te quiero, todo el día pienso en ti, es como si ya te conociera, eres la mujer, que Dios escogió para mi... ¿quieres ser mi novia? ella me miro fijamente, tenía el rostro radiante, y sus ojos (café) brillaban más que en otras ocasiones, entonces me dijo "Si yo enfermara, y me fuera a mi pueblo, iría Usted a verme allá? (No era la respuesta que yo esperaba, pero comprendí, que era una especie de prueba de amor), en ese momento nos dimos un beso, y luego otro, y así varios mas, no me acuerdo cuantos, y así empezaba en mi vida la etapa mas hermosa, pero a la vez la mas conflictiva y sufrida por no perderla nunca jamás.
Continuará.
Lic. Herman René Real
Cuando llegué y me estacione mi VW sobre la Calzada del Campesino, justo frente a la clínica, al voltear hacia el edificio noté que ella ya venía, cuando la vi me dio mucho gusto y sentí que a ella también; la invité a subir a mi carro, y se resistía a dicha invitación, después de mucho insistir, le pregunté si me permitía llevarla a la Basílica de Zapopan, cuando íbamos en el camino, me comentó que tenía su novio, pero estaba en EUA, cuando me dijo eso, sentí como si sobre mi cuerpo hubiese caído un balde de agua fría, sin embargo quise aparentar que no le daba importancia, agregando que me daba mucho gusto, sin hacer ningún comentario al respecto.
Llegamos a la Basílica de Zapopan e ingresamos juntos, intenté tomarla de la mano, y me esquivo, cuando nos arrodillamos le dije: “Usted es igual de hermosa que la virgen de Zapopán”, noté que se ruborizó, alo que la invité a salir del templo. Por el camino rumbo a su casa me preguntó que de donde era, le contesté que de Unión de Tula, Jalisco, y al preguntarle yo lo mismo, me dijo que de un pueblito de Michoacán, en donde aún vivían su mamá y sus hermanos, ella lo hacia en la ciudad con su hermana mayor Arminda, casada con Toño, de oficio ferrocarrilero, Arminda trabajaba en una fabrica de ropa haciendo pantalones. Así veníamos platicando cuando repentinamente noté que lloraba, lo cual me consternó bastante, qué había hecho para causarle llanto, le pregunté, y no me respondía, insistí, y me dijo “Nunca nadie le había dicho palabras tan bonitas, como yo. "Paré el auto en el mercado Corona para comprarle un ramo de rosas, lo cual aumentó aún más su llanto. Me agradeció con un beso en la mejilla.
La llevé a su casa, no quiso que fuera hasta la puerta, por lo que me paré a una cuadra de la misma, y le pregunté que si la podría ver el fin de semana (Sábado), que me gustaría que me acompañara a un balneario, (que estaba de moda en ese entonces), el "Cañón de las Flores", ubicado en la Primavera, me contestó que no me aseguraba nada, pero que le llamara por teléfono el viernes, y me resolvía.
Cuando llegué a casa, mi madre inmediatamente me notó diferente, y me pregunto ¿qué es lo que tienes que te veo tan contento? "Madre, es que conocí a una muchacha, y me gusta mucho, y creo que yo también a ella". Le dio muchísimo gusto, ya que yo no había tenido ninguna novia hasta esa edad, 22 años, ni siquiera amigas, únicamente compañeras en la escuela y en mi trabajo, y agrego "Te felicito, ¿cuando la traes para conocerla?", (Las madres inmediatamente quieren dar su visto bueno), le dije que en unos días mas, con mucho gusto.
Ahora sí, sentía que los días volaban, llegó el viernes y le llamé, me dijo que con mucho gusto me acompañaría al balneario, preguntándome que si iba con nosotros mi familia,? a lo que le dije que si, (le mentí).
Llegado el viernes le llamé, y acepto salir al balneario. El sábado muy temprano pase a su trabajo y lo primero que hizo fue preguntarme si íbamos a pasar por mi familia, y quien iría, a lo cual le contesté que allá en el balneario nos encontrarían. Cuando llegamos a “Cañón de las Flores” no tardé mucho en sumergirme en el agua, y empezar a nadar, ella no se ponía su traje de baño, y nada mas me observaba, le decía "vente métete", al ver que no lo hacia, opte por salirme, no sin antes preguntarle porque no se había bañado, diciéndome que no lo hizo, porque no sabía nadar, y además esperaba a mi familia, y entonces me sinceré y le dije que le había mentido para poder estar solo con ella.
Decidimos salirnos de ese lugar, e irnos a comer al bosque “la Primavera”, a propósito escogí un lugar separado, y debajo de aquellos frondosos pinos me dispuse a sacar de una bolsa de plástico, unos sándwiches que mi madre, gustosa, me había preparado. Al tratar de comernos aquellos emparedados estaban casi desbaratándose, de lo calientes que se encontraban, al igual que unos sidrales, que llevaba, ya que no tenía hielera, y al abrirlos pareció que iban a explotar. No pudimos comer, por lo que decidimos regresar a Guadalajara, pero antes Anita, dentro de su muy romántica forma de ser, quiso “bautizar” a mi volkswagen, y pegándole florecitas silvestres, le puso: “Julito”, porque el mes que se avecinaba era ese precisamente, julio (1976).
Tenía que estar en su casa a mas tardar a las 9:00 PM, holgadamente llegamos, la llevé hasta la puerta, y salió Toño (su cuñado), inmediatamente noté que no le caí bien, no tardó nada en pronunciarme su sermón "Esta es una casa decente, ella (Anita) no puede llegar mas tarde que las 10:00 PM" etc, etc, que desagradable final de día, después, de tantas cosas tan hermosas que me habían ocurrido al lado de Anita. Me despedí de prisa, porque aquel, no se metía, y susurrándole al oído le dije "Muchas gracias, me la pase muy bien a tu lado, mañana te llamo por teléfono", ella sonrió y no me contesto nada, sin duda sentía igual que yo.
En la siguiente semana no pude ir a verla, únicamente le llamaba por teléfono a las 6:00 PM, después de que salía de su trabajo. La había invitado a bailar, para el próximo domingo, a un rinconcito exclusivo para enamorados que se encontraba por la avenida Circunvalación, como a cinco cuadras del edificio de Transito del Estado. Su hermana y su cuñado al saber de mi existencia, (ya que no les caí bien), adoptaron una postura muy difícil hacia ella, envuelta en la exageración, y en algo que parecían celos o quizás envidia, no lo podía discernir, era sin duda confuso, Anita tenía que ingeniárselas para poder estar conmigo, como aquel domingo que la invité a bailar y les mintió, les dijo que iría a un cumpleaños de una compañera de trabajo, restringiéndola ellos a que estuviera en su casa antes de las 10:00 PM, Por lo que me avisó a que no fuera por ella, y nos viéramos en otro lugar, escogí que fuese a la vuelta de la esquina.
Fue así como fuimos a ese romántico lugar, en donde después de bailar dos o tres piezas me le declaré, le dije "Anita, tu sabes que me gustas mucho, te quiero, todo el día pienso en ti, es como si ya te conociera, eres la mujer, que Dios escogió para mi... ¿quieres ser mi novia? ella me miro fijamente, tenía el rostro radiante, y sus ojos (café) brillaban más que en otras ocasiones, entonces me dijo "Si yo enfermara, y me fuera a mi pueblo, iría Usted a verme allá? (No era la respuesta que yo esperaba, pero comprendí, que era una especie de prueba de amor), en ese momento nos dimos un beso, y luego otro, y así varios mas, no me acuerdo cuantos, y así empezaba en mi vida la etapa mas hermosa, pero a la vez la mas conflictiva y sufrida por no perderla nunca jamás.
Continuará.
Lic. Herman René Real