viernes, diciembre 17, 2021

Historia de Vida, décimo sexta entrega.

Pátzcuaro, Michoacán.

     Continué con mi noviazgo, cada día amándola más, aun recuerdo aquella serenata, cuando me acompaño “Ralph,” aquel paisano de la familia Morales de Unión de Tula, que se perfilaba en la Procuraduría de Justicia en el Estado de Jalisco para escalar grandes puestos, y que tocaba la guitarra muy bonito, cuando interpretó “cerezo rosa.” Lamentablemente al poco tiempo de esto falleció en un fatídico accidente automovilístico en el “crucero de San Clemente”, a escasos kilómetros del pueblo. No pasó mucho tiempo para que Anita me invitara a conocer su “pueblo” en Michoacán, esa vez invité a mis amigos Esteban Contreras Acosta y René Gámez Araujo, ella lo hizo con algunas compañeras de su trabajo. 

    Viajamos en autobús y de noche, llegamos amaneciendo a la ciudad de Uruapan, era una pequeña “central camionera”, quizás más chica que la que actualmente tenemos en Unión de Tula, ubicada en el centro de la ciudad, a la misma únicamente arribaban los camiones de la línea “Galeana”, pero había que transportarnos en otros autobuses aún más viejos (de los "trompudos") que nos llevarían hasta el “pueblo de mi esposa”. El primero salía de la “centralita” a las 7:00 AM, tendríamos que esperar ya que habíamos llegado cerca de las cinco de la mañana. Recorrimos unos 17 kilómetros por una carretera sinuosa y de terracería, con una abundante vegetación a los lados. Cuando entramos al “pueblito” me pareció muy pintoresco, y honestamente, muy diferente al mío, no había infraestructura en sus calles y fincas, por lo que no existía una continuidad de una casa con la otra, generalmente estaban divididas por cercas, que señalaban patios muy grandes (Ekhuaru, en purhepecha) o también huertas, se tenía la sensación, al estar en el pueblo, de que aún no habíamos entrado a él. 

    Noté de inmediato (en aquellos años) muchas carencias, no había gasolinera, únicamente unas cuantas tiendas de abarrotes, no tenía clínicas, sus calles eran de terracería, casi no tenía alumbrado público, no había servicios, únicamente una caseta telefónica y el telégrafo, la mayoría de las personas, hasta para comprar gas y productos alimenticios, lo tenían que hacer en Uruapan, así mismo no existían los taxis, y las personas se transportaban en la “flecha”, así le decían al autobús. La casa de Anita, (de sus papás) era de adobe y teja, con una huerta muy grande casi una hectárea, en el patio un enorme árbol de mamey. El lado sur se había dividido por indicaciones de Doña Lolita (mamá de Anita) en otro solar, ahí vivía, Emigdio + con su esposa Tere e hijos, aquel hermano menor de Anita. (después mi compadre). 

    La finca básicamente consistía en dos cuartos, un corredor, y otro cuartito separado que era utilizado como cocina, no había sanitarios, a lo lejos (casi cien metros) estaba una casita muy pequeña, con un “pozo” y unos tablones, que hacía las funciones de sanitario, no tenía puerta, solamente una cortina, no había luz eléctrica, y por la noche nos alumbrábamos con velas para poder llegar, u optábamos por no hacerlo e ir a otro lado más cercano, sobre todo si estaba lloviendo. Igualmente si queríamos bañarnos tendríamos que hacerlo con agua de la “pila” que estaba junto al lavadero, y generalmente sería con agua fría. Al día siguiente nos reunimos la mamá de Anita, (Doña Lolita +) sus hermanos Artemio, Emigdio + y Eduardo (mi compadre), se les apodaba en el pueblo “Los tres García” por sus apellidos, y sobre todo por la unión entre ellos y con su mamá. 

    A Doña Lolita ya había tenido oportunidad de conocerla en Guadalajara, no así a sus hermanos. Nos sentamos, junto con mis amigos, a la mesa de seis sillas, misma que se ubicaba dentro de la cocina, en donde se cocinaba en un “Fogón”. Habíamos arrimado otras sillas para poder estar sentados todos. Inmediatamente Artemio me identificó como el novio de su hermana, abundó la plática, almorzamos y luego pasamos a una de las piezas, que también fungía como sala, se destaparon cervezas, y convivimos muy amenamente. En tanto Anita así lo hacía con sus amigas dentro de la misma casa. A partir de esa ocasión, y durante mi noviazgo con Anita, regresé varias veces a su pueblo, (desde luego acompañado de ella) en una ocasión invité a mis padres, luego a Luis Arturo Murphy Martinez, a Ángel Gomez Contreras (La Paloma) y a Adriana (hoy su esposa), en otra ocasión a Salvador Villasana Díaz y a Catarino Díaz Ramírez (Turicata, hijo del “Picos”) a mi tío Roberto Rubio Sandoval, (hermano de la “Bulena”) y a mi tía, su esposa. 

    Recuerdo cuando Doña “Lolita” + en un gesto de cordialidad y amistad me invitó a pasar junto con Anita un fin de semana en Pátzcuaro. Que ciudad tan hermosa, la mayoría de sus fincas de construcción antigua, de adobe y piedra, todas pintadas de rojo y blanco, al centro de la población dos enormes plazas, una quizás la mas grande la la República Mexicana, donde se erige el monumento a Don Vasco de Quiroga (Tata Vasco) hacia el oriente de la misma, la “Casa de los once patios” y la “basílica” en donde se venera a Nuestra Señora de la Salud, el templo con sus portones de madera e inconcluso, ya que según la historia, se había proyectado que fuese la Catedral del Estado de Michoacán, en el interior sus enormes naves, y en su altar la virgen de la salud, que la leyenda cuenta es hermana de la de Zapopan, San Juan de los Lagos y Talpa, ya que al parecer fueron hechas del mismo material. 

    Frente a la otra de sus plazas aquellos portales con tantos negocios de artesanías, y también la presidencia Municipal. Sus tradicionales “nieves” tan ricas. En el extremo del portal el mercado, con tantos negocios de comida y artesanías. Hacia el lado Poniente de la ciudad su malecón, antes la estación del ferrocarril, en aquel se abordan lanchas impulsadas por motor para transportarse a la isla de “Janitzio” así como a otras islas más, el viaje no se puede emprender, sin antes probar su ricos “Charalitos” o comprar sus originales sombreros que se venden en el malecón. La lancha hace un recorrido de cerca de treinta minutos, de ida e igual tiempo de regreso, al llegar a la isla, de Janitzio, se empieza a caminar subiendo por esas calles empedradas y escalonadas, con negocios de artesanías y comida a los lados, se vende de comer el famoso: “pescado blanco” de la misma laguna. 

    El recorrido no es fácil, se tenían que subir no menos de trescientos metros (todo el cerro) para luego llegar a una plazoleta en donde se levanta un monumento enorme de unos 70 metros de altura que representa a José María Morelos y Pavón, quien tiene el brazo derecho en alto empuñando la mano, por dentro esta sirve (para quien se anima a subir hasta allá) como mirador, se aprecia la belleza del lago de Pátzcuaro así como su población. Toda la estructura por dentro funciona como museo, y conforme se va subiendo por unas gradas en forma de caracol, con pinturas murales a los lados se va narrando la historia de nuestra independencia. 

    Nunca me ha tocado estar para el día de “muertos” (Uarhiri) pero me han dicho que por la noche en el panteón de la isla se lleva a sus difuntos la comida que le gustaba, se encienden veladoras en todas las tumbas, y se entonan cantos tradicionales a sus seres queridos. Cuando regresamos nunca se me va a olvidar que nos encontramos con otra lancha que iba a la isla, quedamos a escasos 5 o 6 metros de distancia, y vi a Don Cosme Delgadillo +, de Unión de Tula, quien efusivamente me saludó (que chiquito es el mundo) A partir de aquella ocasión he regresado a Pátzcuaro y Janitzio no menos de unas cincuenta veces, la mayoría en viaje de placer, aunque algunas por cuestiones de mi profesión. También en aquella ocasión tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Uruapan y sus bellezas, como su Parque Nacional, "Licenciado  Eduardo Ruíz" con sus hermosos paseos y fuentes que se producen de manera natural en el cauce del Río Cupatitzio, cuyo nacimiento se da en el mismo parque, en un lugar que se llama: “La Rodilla del Diablo” así como los niños, que a la entrada por unas monedas recitan en pûrhepecha algunos versos de leyendas amorosas, como cuando también se tiran al agua del río para sacar también algunas moneditas que el paseante le avienta. Se venden ahí mismo las gorditas tradicionales de flor de calabaza, de rajas, etc. 

    El agua del río sirvió durante muchos años como agua potable para todo el pueblo, se le podía beber inclusive de las mismas llaves, por lo que no se veía que nadie la vendiera embotellada. Más abajo, como a diez kilómetros siguiendo el cauce del río, se encuentra la cascada la Tzararacua. En el centro de la ciudad el tradicional mercado de los antojitos, en donde la comida por excelencia son las carnitas tan ricas, vendidas por muchos años por aquel famoso “Patillas.” y ahora por las hijas del “Riel.” Su gran plaza que destaca por el monumento a Vasco de Quiroga, a los lados sus Portales de dos cuadras y poco más de largo, con multitud de negocios, entre los que destacan sus tiendas más antiguas como "La Nacional" o su café "Las Pérgolas" en donde se reúnen los hombres de negocios y los políticos regionales. Al lado oriente de la ciudad, sobre al avenida Cupatitzio, se erige una gran estatua de Don Lázaro Cárdenas (Tata Lázaro) que con sus brazos cruzados mira altivamente hacia su natal Jiquilpan. No existe en todo el estado de Michoacán una sola ciudad o localidad, que no tenga un monumento a Lázaro Cárdenas, o por lo menos una calle que lleve su nombre.  También a esta ciudad he regresado no menos de cien veces, la mayoría por asuntos de negocios, de índole jurídico. 

    Me encuentro en el año de 1977 y se avecina el evento de mi graduación, con motivo de haber terminado mis estudios de derecho, previamente tendría los exámenes, la mayoría me había quedado para extraordinario, por mis escasas asistencias, afortunadamente me fue muy bien y pasé todos con promedio que no se puede decir que fue bueno, pero si aceptable. Como presidente de generación en la escuela elegimos al licenciado Octavio Cotero Bernal, muy a pesar de Javier Balbaneda (compañero de estudios) quien con su influencia decidía lo que se hacía y no dentro de las aulas. Este sin duda era de los llamados "fósiles", no sé cuanto tiempo tendría en el plantel escolar como alumno, nunca tuve un solo roce con él, a diferencia de algunos otros compañeros, a quienes sin motivo aparente y con arrebato llegó a golpear con la cacha de la pistola que siempre portaba. También tuvo serias diferencias con mi padrino de matrimonio, licenciado Jorge Moya Gutiérrez, actual notario público en Juanacatlán, Jalisco. Algunos años después de haber egresado de la facultad, no más de tres, Balbaneda fungía como comandante de la policía judicial federal, y al parecer por un lío amoroso fue muerto a balazos en el centro nocturno D Vinci, que se ubicaba sobre la Avenida López Mateos Sur, en Guadalajara. 

    El evento de la graduación sería en septiembre y consistiría en un acto académico, que se llevaría a cabo en el teatro Degollado, en donde maestros y funcionarios de la Universidad de Guadalajara, así como el padrino de nuestra Generación, Licenciado Ramiro Acosta Castillo, nos harían entrega de nuestra carta de pasante, posteriormente se celebraría una misa, y al final se tomaría la foto del Recuerdo con maestros y autoridades universitarias,  se finalizaría por la noche con una cena baile. Mis invitados eran mis padres, mis hermanos Habacuc, Ulises y Corina, mis abuelos maternos, mi tío Rene Ríos y mi novia Anita y su mamá. Había invitado también al cuñado y hermana de mi novia, y de manera déspota declinaron la misma. En el teatro Degollado me hizo entrega de la carta de pasante mi maestro y padrino, Licenciado Ramiro Acosta Castillo, acompañado en ese momento entre otros por el licenciado Edmundo Márquez, actual notario público de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, cuyas oficinas las tiene instaladas en el fraccionamiento “El Palomar.” Ese día por la mañana, y por la prisas, algunos de mis compañeros, de los que recuerdo a Ríos Moran (de Tamazula de Gordiano, Jalisco) Becerra, (de Ocotlán, Jalisco) y otros, me pidieron el despacho para cambiarse de ropa y ponerse el traje, que generalmente era rentado, ya que esa oficina quedaba relativamente cerca del Degollado.

 Recuerdo que después del acto académico fuimos a comer, mis padres, mi abuelita materna Jovita, mi novia Anita, y su mamá, Doña Lolita, al restaurante "El Lido" en Miguel Blanco y Colón, que en aquel entonces era de lo mejor, en el centro de la ciudad. Por la noche, en la cena baile, me tocó compartir la mesa con el licenciado Cantú y su familia. El era, en aquel viaje a Unión de Tula, nuestra estrella de foot ball que lamentablemente resulto lesionado en el pequeño accidente que tuvimos antes de llegar a Tecolotlán, cuando el famoso "Cafre" (compañero de estudios) condujo aquel camión y coleó, pegando con un trailer (versión ya narrada). Fue una noche muy especial, compartí con mi familia y con la mayoría de mis compañeros más estimados, bebimos, comimos y bailamos hasta la madrugada, nunca lo olvidaré. 

Continuará….

Lic. Herman René Real

viernes, diciembre 10, 2021

Pavimentación de la calle México. Unión de TVLA, administración 1977-1979 (Tercera entrega).

 

Ficha de registro de domicilio
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    Siendo el eje que ha comunicado a esta cabecera municipal, al sur con poblaciones importantes como Autlán o El Grullo, y hacia el norte con la capital del estado, además de seguir el trazo frente a la iglesia y la plaza de armas, la calle México históricamente ha sido la principal vía de tránsito de Unión de TVLA. Ruta principal de desfiles y peregrinaciones así como su vía de ingreso y salida, con el paso del tiempo la calle también se convertiría en una zona en donde la mayoría de comercios de la localidad vendría a establecer su domicilio. 

     Pero este trazado estratégico de la vía traería consigo el más intenso trajín vehicular que tuviera cualquier calle en todo el municipio. Aún con la implementación del libramiento carretero en la década de los sesentas del siglo pasado, el paso de los pesados camiones de carga, autobuses de pasajeros y vehículos particulares por esta calle se intensificaría al paso de los años en concordancia con el crecimiento demográfico del municipio. Siendo la vía que cruzaba de lado a lado la cabecera municipal para tomar la carretera federal, y que por esta circunstancia se permitía el doble sentido de circulación vehicular, su empedrado, superficie de entonces, sufría permanentemente de un notable deterioro, y más aún, empeoraba en temporada de lluvias, lo que hacía bastante problemático, lento y desgastante el tránsito de automotores. 

    El clamor de los vecinos por la ver pavimentada tan importante vía tenía ya bastante tiempo, pero fue hasta el año de 1978 cuando esta exigencia tuvo escucha de parte de las autoridades. Las primeras gestiones de la obra las iniciaría el ayuntamiento, y de manera subsecuente, al ser esta una obra de beneficio social intervendría así mismo el Consejo de Colaboración Municipal, organización que, en uso de sus atribuciones, citaría el sábado 15 de julio en la presidencia municipal a los propietarios de inmuebles para socializar la obra, escuchar opiniones y dar a conocer algunos pormenores del proyecto. (ver imagen) 

Citatorio publicado en El Informador
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     Ya totalmente involucrados en la gestión del proyecto, menos de una semana después, el 20 de junio, en la capital del estado en sesión ordinaria del Departamento de Planeación y Urbanización del Estado de Jalisco se acordaría la aprobación a la gestión realizada por el Ayuntamiento, y por el Consejo de Colaboración Municipal tulense, para llevar a cabo la obra. (ver imagen) 

Notificación de aprobación de solicitud de crédito
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     Un mes mas tarde, el miércoles 26 de julio, en asamblea realizada en el salón de la presidencia municipal, presidida por autoridades estatales del ramo y que contó con la presencia de las autoridades municipales y la asistencia del 10% de los propietarios de bienes inmuebles ubicados a lo largo de la calle México, se vendría aprobando el proyecto de pavimentación de esta importante vía. Se informó en aquel entonces que el costó de la obra sería de $2 700 00.00, que abarcaría 971 mts de longitud, comprendidos entre la calle Sonora y Quintana Roo, con un total de superficie de obra de 6,758 mts cuadrados. Una obra que, según técnicos presentes, incluiría el levantamiento y retiro de empedrados, algo definido como corte sub rasante, una base de 12 cms con material triturado, sello de impregnación con emulsión asfáltica, pavimento de 15 cms de espesor de concreto hidráulico y machuelo integral. 

 Así mismo se estableció que la cantidad requerida sería solventada por los propietarios, quienes aportarían $405.00 por metro cuadrado, con la facilidad de pagar en mensualidades durante el transcurso de un año. También quedaría definido que se integraría un patronato cuya función sería el conformar el censo de propietarios y organizar el cobro respectivo a los mismos, quedando designados para tal fin el Sr. Salvador Saldaña, como presidente, y la maestra Olivia Topete, como secretaria. Debido a la trascendencia de la obra, ellos eventualmente serían nombrados encargados de la misma dentro del Consejo de Colaboración Municipal. En la sesión además se estableció por parte de la presidencia municipal el compromiso de habilitar la calle Puebla como ruta auxiliar para el tránsito de vehículos, por lo que se darían a la tarea de tratar con las personas con fallecidos en el panteón municipal que reposaban en la dirección que seguiría la vía, ya que se consideraba en dividir su superficie en dos para dar salida a la referida calle. 

     Como parte de los avances en la gestión de esta obra, el Congreso del Estado de Jalisco, en la sesión del martes 14 de noviembre del mismo año, autorizaría al Ayuntamiento de Unión de Tula a ser aval ante el gobierno del estado para adquirir un crédito hasta por la cantidad de $2 049 500.00, recursos gestionados por el Ayuntamiento ante el Fondo revolvente para los Consejos de Colaboración Municipales. 

     La constructora “Zacoalco” ganaría el concurso para la ejecución de esta obra. Las labores iniciarían el mes de noviembre de 1978, estas se desarrollarían con retardos en los plazos convenidos debido a trabajos de conexión de descargas de drenaje faltantes en algunos domicilios, y así mismo, a la lentitud inherente al desempeño de la constructora. Aunado a esto, las autoridades municipales, en una compleja e inédita situación, no habían logrado realizar el traslado completo de cuerpos que permitiera dividir el panteón municipal. 

     La demora en los trabajos, que prolongaba la molestia entre los vecinos, la imposibilidad de las unidades de las empresas transportistas a ingresar al centro del pueblo, lo que obligaba a sus usuarios a caminar desde el libramiento carretero, o la inconformidad en algún segmento de propietarios por lo que consideraban un alto cobro, fueron situaciones difíciles que en su momento las autoridades tuvieron que afrontar. Cabe mencionar que un par de años después esta constructora sería vetada por el gobernador del estado Flavio Romero de Velasco por no cumplir con varios municipios las especificaciones convenidas.

Fotografía publicada en El Informador
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     Con las dificultades propias de este tipo de obras, la pavimentación de la calle México finalmente quedaría concluida en el mes de marzo de 1979, seis meses después las autoridades municipales, por medio del Consejo de Colaboración Municipal, iniciarían con el proceso de cobro para solventar el préstamo adquirido. La aportación de los propietarios de inmuebles se fijaría finalmente en $397.17 por metro cuadrado de losa y en $214.70 por metro lineal de machuelo, a pagar a doce mensualidades iguales durante los primeros quince días de cada mes en la oficina recaudadora municipal. (ver imagen) 

Notificación de cobro del pavimento
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      En su tercer informe de gobierno, el presidente municipal, Ing. J. Jesús Corona Sánchez, daría a conocer que el costo final de la obra había sido ajustado al crédito solicitado de $2 049 000.00.

    En una época en que los ayuntamientos contaban con un presupuesto limitado a solventar el funcionamiento de sus operaciones básicas, y en donde no existían las participaciones presupuestales con las que se cuentan en la actualidad, el compromiso y esfuerzo de superación comunitario se agenciaba para desarrollar tipo de obras. 

    Un proyecto financiado en su totalidad por los vecinos para beneficio de toda la población y de sus visitantes, una obra de estándar alto que fue gestionada y supervisada por las autoridades y vigilada en el uso de los recursos por representantes de la comunidad. Lo que podemos ver en la pavimentación de la ahora avenida México es el resultado de un esfuerzo coordinado, un avance para el pueblo que aún sigue ofreciendo servicio de manera eficiente, con remodelaciones mínimas a lo largo ya de casi cuarenta y cinco años.

viernes, diciembre 03, 2021

Historia de Vida, décimo quinta entrega.

(Basílica de Zapopán)


    El martes al día siguiente fui a la escuela, estábamos preparando exámenes finales, y era el penúltimo año escolar, en la tarde asistí al trabajo a Servicientro Llantero de Jalisco, (En ese tiempo aun no me despedían), estaba ansioso de que llegara la hora (6:00 PM), en ese momento me encontraba con un cliente del mercado de abastos (uno de los mejores), Don David Rodríguez García. Cuando después de tomarle su pedido, y de intercambiar algunas palabras, al mirar mi reloj eran exactamente la seis de la tarde, Don David, le dije, me permite su su teléfono, y llamé a Anita, inmediatamente me contestó, después de saludarnos la invité a tomarnos una nieve, me dijo que con mucho gusto, y me citó en la clínica del Seguro Social numero 1 uno, ubicada cerca del parque Agua Azul, argumentándome que tenia una cita con su doctor, y aprovecharía la misma.

    Cuando llegué y me estacione mi VW sobre la Calzada del Campesino, justo frente a la clínica, al voltear hacia el edificio noté que ella ya venía, cuando la vi me dio mucho gusto y sentí que a ella también; la invité a subir a mi carro, y se resistía a dicha invitación, después de mucho insistir, le pregunté si me permitía llevarla a la Basílica de Zapopan, cuando íbamos en el camino, me comentó que tenía su novio, pero estaba en EUA, cuando me dijo eso, sentí como si sobre mi cuerpo hubiese caído un balde de agua fría, sin embargo quise aparentar que no le daba importancia, agregando que me daba mucho gusto, sin hacer ningún comentario al respecto.

    Llegamos a la Basílica de Zapopan e ingresamos juntos, intenté tomarla de la mano, y me esquivo, cuando nos arrodillamos le dije: “Usted es igual de hermosa que la virgen de Zapopán”, noté que se ruborizó, alo que la invité a salir del templo. Por el camino rumbo a su casa me preguntó que de donde era,  le contesté que de Unión de Tula, Jalisco, y al preguntarle yo lo mismo, me dijo que de un pueblito de Michoacán, en donde aún vivían su mamá y sus hermanos, ella lo hacia en la ciudad con su hermana mayor Arminda, casada con Toño, de oficio ferrocarrilero, Arminda trabajaba en una fabrica de ropa haciendo pantalones. Así veníamos platicando cuando repentinamente noté que lloraba, lo cual me consternó bastante, qué había hecho para causarle llanto, le pregunté, y no me respondía, insistí, y me dijo “Nunca nadie le había dicho palabras tan bonitas, como yo. "Paré el auto en el mercado Corona para comprarle un ramo de rosas, lo cual aumentó aún más su llanto. Me agradeció con un beso en la mejilla.

    La llevé a su casa, no quiso que fuera hasta la puerta, por lo que me paré a una cuadra de la misma, y le pregunté que si la podría ver el fin de semana (Sábado), que me gustaría que me acompañara a un balneario, (que estaba de moda en ese entonces), el "Cañón de las Flores", ubicado en la Primavera, me contestó que no me aseguraba nada, pero que le llamara por teléfono el viernes, y me resolvía.

    Cuando llegué a casa, mi madre inmediatamente me notó diferente, y me pregunto ¿qué es lo que tienes que te veo tan contento? "Madre, es que conocí a una muchacha, y me gusta mucho, y creo que yo también a ella". Le dio muchísimo gusto, ya que yo no había tenido ninguna novia hasta esa edad, 22 años, ni siquiera amigas, únicamente compañeras en la escuela y en mi trabajo, y agrego "Te felicito, ¿cuando la traes para conocerla?", (Las madres inmediatamente quieren dar su visto bueno), le dije que en unos días mas, con mucho gusto.

    Ahora sí, sentía que los días volaban, llegó el viernes y le llamé, me dijo que con mucho gusto me acompañaría al balneario, preguntándome que si iba con nosotros mi familia,? a lo que le dije que si, (le mentí).

    Llegado el viernes le llamé, y acepto salir al balneario. El sábado muy temprano pase a su trabajo y lo primero que hizo fue preguntarme si íbamos a pasar por mi familia, y quien iría, a lo cual le contesté que allá en el balneario nos encontrarían. Cuando llegamos a “Cañón de las Flores” no tardé mucho en sumergirme en el agua, y empezar a nadar, ella no se ponía su traje de baño, y nada mas me observaba, le decía "vente métete", al ver que no lo hacia, opte por salirme, no sin antes preguntarle porque no se había bañado, diciéndome que no lo hizo, porque no sabía nadar, y además esperaba a mi familia, y entonces me sinceré y le dije que le había mentido para poder estar solo con ella.

    Decidimos salirnos de ese lugar, e irnos a comer al bosque “la Primavera”, a propósito escogí un lugar separado, y debajo de aquellos frondosos pinos me dispuse a sacar de una bolsa de plástico, unos sándwiches que mi madre, gustosa, me había preparado. Al tratar de comernos aquellos emparedados estaban casi desbaratándose, de lo calientes que se encontraban, al igual que unos sidrales, que llevaba, ya que no tenía hielera, y al abrirlos pareció que iban a explotar. No pudimos comer, por lo que decidimos regresar a Guadalajara, pero antes Anita, dentro de su muy romántica forma de ser, quiso “bautizar” a mi volkswagen, y pegándole florecitas silvestres, le puso: “Julito”, porque el mes que se avecinaba era ese precisamente, julio (1976).

    Tenía que estar en su casa a mas tardar a las 9:00 PM, holgadamente llegamos, la llevé hasta la puerta, y salió Toño (su cuñado), inmediatamente noté que no le caí bien, no tardó nada en pronunciarme su sermón "Esta es una casa decente, ella (Anita) no puede llegar mas tarde que las 10:00 PM" etc, etc, que desagradable final de día, después, de tantas cosas tan hermosas que me habían ocurrido al lado de Anita. Me despedí de prisa, porque aquel, no se metía, y susurrándole al oído le dije "Muchas gracias, me la pase muy bien a tu lado, mañana te llamo por teléfono", ella sonrió y no me contesto nada, sin duda sentía igual que yo.

    En la siguiente semana no pude ir a verla, únicamente le llamaba por teléfono a las 6:00 PM, después de que salía de su trabajo. La había invitado a bailar, para el próximo domingo, a un rinconcito exclusivo para enamorados que se encontraba por la avenida Circunvalación, como a cinco cuadras del edificio de Transito del Estado. Su hermana y su cuñado al saber de mi existencia, (ya que no les caí bien), adoptaron una postura muy difícil hacia ella, envuelta en la exageración, y en algo que parecían celos o quizás envidia, no lo podía discernir, era sin duda confuso, Anita tenía que ingeniárselas para poder estar conmigo, como aquel domingo que la invité a bailar y les mintió, les dijo que iría a un cumpleaños de una compañera de trabajo, restringiéndola ellos a que estuviera en su casa antes de las 10:00 PM,  Por lo que me avisó a que no fuera por ella, y nos viéramos en otro lugar, escogí que fuese a la vuelta de la esquina.

    Fue así como fuimos a ese romántico lugar, en donde después de bailar dos o tres piezas me le declaré, le dije "Anita, tu sabes que me gustas mucho, te quiero, todo el día pienso en ti, es como si ya te conociera, eres la mujer, que Dios escogió para mi... ¿quieres ser mi novia?  ella me miro fijamente, tenía el rostro radiante, y sus ojos (café) brillaban más que en otras ocasiones,  entonces me dijo "Si yo enfermara, y me fuera a mi pueblo, iría Usted a verme allá? (No era la respuesta que yo esperaba, pero comprendí, que era una especie de prueba de amor), en ese momento nos dimos un beso, y luego otro, y así varios mas, no me acuerdo cuantos, y así empezaba en mi vida la etapa mas hermosa, pero a la vez la mas conflictiva y sufrida por no perderla nunca jamás.

Continuará.

Lic. Herman René Real 

miércoles, diciembre 01, 2021

Víctor Flores Sandoval, "Memorias de un trotamundos" Audio lectura (Tercera entrega)


Anécdotas de una ya lejana niñez vivida entre San Cayetano, Ixtlahuacán y Unión de TVLA, de eso va esta tercera entrega de la narración del texto escrito por el Señor Víctor Flores Sandoval, pasen a darle escucha.

Tercera entrega en audio del libro "Memorias de un trotamundos" escrito por el tulense Víctor Flores Sandoval.