martes, marzo 31, 2009

Historia de vida-(Novena Entrega)


Fue así como aceptando aquel trabajo, sobre todo por necesidad, (Era el 03 de febrero de 1973) decidí ingeniármelas con el maestro en turno de las 8:00 AM a las 9:00 Para lo cual me sincere con el, y le dije que; le solicitaba su ayuda, ya que a esa hora precisamente la de su clase, era también en la que tenia que ingresar a mi nuevo trabajo, la que me fijaron a las 8:00 AM El maestro me dijo que no me prometía nada, que hablara con el director el Lic. Romero González, pero que lo hiciera en otra fecha, y si el accedía a concederme el Derecho a examen “extraordinario” no había ningún problema. Por lo pronto me presente al segundo DIA de mis labores, tenia que estar junto con mis demás compañeros en almacén. El almacenista nos dedicaba parte de su tiempo, y nos iba enseñando todo lo relacionado con las llantas y su uso.

Entre los compañeros estábamos: Izarraras, Juan Castillo, Florencio Salazar, Sr. Ocampo, Alberto Toscazo, David Espinoza, Sergio Santillán y el que escribe. El señor Carlos Estrada nos supervisaba, y nos hacia preguntas, llegado el sábado, me pagaron la suma de: Doscientos cincuenta pesos, MN Y nos indico el señor Estrada, que a partir del próximo lunes, tendríamos una junta diaria a las 8:00 AM donde se nos tomaría asistencia, y a las 9:00 AM saldríamos a la calle a vender, para lo cual se nos otorgaron dos listas de precios, una color verde, que era la de menudeo(Menos de diez vehículos) en la aportada aparecía una leyenda que decía: “ Los mismos precios desde 1959” La otra lista era de color azul, contenía los precios de mayoreo, para clientes mas de diez vehículos.

A donde iría a vender, que me resultara provechoso por el poco tiempo de que disponía, para luego ingresar a clases. No lo pensé mucho y decidí ir al mercado de abastos, me traslade y llegue primero a la calle 4, la primera bodega que visite fue la de Don Nabor Rodríguez+ si mas no recuerdo era la bodega 408, ahí trabajaba; José Rodríguez Sánchez (Actualmente mi compadre) quien era hijo de Don Nabor, se vendían piñas de Oaxaca. Al ofrecerles llantas, lo primero que me dijeron que no ocupaban, y que además ya compraban en Good Year Albarran, no obstante insistí en abrirles una línea de crédito, y les llene una solicitud de menudeo, fue la primera.

Continué caminando y llegue hasta la bodega de Don Eusebio Jiménez, + (Era dueño del balneario Los Camachos) su socio era el señor: Carlos Camarena Acosta+ Vendían jitomates, les levante otro cerdito, cuenta nacional. En el transcurso de la semana visite y abrí nuevos créditos a: José Cortes, Adolfo Fonseca+ José Luís Quezada Macias, Felipe Vidal Jiménez, Enrique Espejo, + Eulogio Contreras, David Rodríguez García (Granos y maíz) Abelardo Rodríguez, Cuan Aubert, Efrén Álvarez Maldonado, Jesús Aceves, José Zaragoza Lepe + Antonio Ascencio, Ramón Michel Barajas + (El buchon, paisano, fabricante de carrocerías) Y otros mas que se escapan a mi memoria. La única venta que realice en esa semana fue al señor. Enrique Espejo, quien me compro dos llantas para camioneta y pago de contado.
Llegado el fin de semana el sábado, se nos cito todos los vendedores a una junta de evaluación, y además conoceríamos al dueño de la empresa el señor: Guillermo S. Vega. Llegada la hora me toco ingresar al privado del señor Vega, junto con el compañero; Florencio Salazar, quien traía un currículum muy amplio como vendedor de gran experiencia. Al pasar, el señor Vega se dirigió a el, y con voz y tono de “chilango” le pregunto como le había ido, y que resultados traía, el señor Salazar, le contesto que buenos ya que había llenado un nuevo crédito, el señor Vega lo felicito efusivamente. Y mirándome con cierto aire de desprecio, me dijo y UD señor Real? Le conteste le tengo 10 nuevos créditos y una venta de contado, empezó a leer las solicitudes con mucha incredulidad, quizás pensando que eran inventadas por mi.
Así transcurrió mi primer mes de ventas, en comisiones rebase el salario mínimo, y hasta mas, y obtuve la bonificación de los ochocientos cincuenta pesos, que ofrecían.

Pague la renta de mi casa, y algunas cuentas de comestibles que nos fiaba Doña Baude, a la vuelta de la casa por la calle tres de la zona industrial frente a la Unidad deportiva Adolfo López Mateos. Decidí comprarle muebles a mi madre, y acompañado de mi hermano Habacuc, encontramos una mueblería que se llamaba “El Crédito” nos llamo la atención por el nombre, nos apersonamos y solicitamos un crédito, con la sola referencia de mi trabajo de inmediato nos lo dieron, (Que tiempos tan hermosos aquellos, sin tantos tramites y vericuetos burocráticos)
Le había comprado a mi madre una sala de tres piezas. Días después decidí llevar a mi hermano con el Señor Carlos Camarena, del mercado de abastos, para solicitarle un empleo, atentamente el señor: Camarena accedió a dárselo de auxiliar de contador. Mi hermano permaneció en ese empleo más de siete años, terminando sus estudios de licenciado en Administración de Empresas.

Al segundo mes de mi trabajo, le compre a mi madre un refrigerador; General Electric, me costo dos mil trescientos pesos, en Paviche, una mueblería que existía por la avenida 16 de Septiembre, me acompaño Carlos mi Tío. Hasta la fecha mi madre lo conserva y lo “inédito” que después de “36” años NUNCA SE HA DESCOMPUESTO, obviamente es como una joya muy valiosa para mi mama.
Las semanas pasaban, paralelamente continuaba con mi estudios en la Facultad de Derecho, se me complicaba demasiado la clase de 8:00 a 9:00 AM era muy difícil conseguir los apuntes de esa materia, el Director estaba renuente a darme algún Derecho, para examen extraordinario, se perfilaba que tendría que repetir curso. Por las noches estudiaba, y cuando tenia exámenes lo hacia hasta altas horas de la madrugada.

Mi promedio de ventas era bueno, me apoye demasiado en los clientes del área del mercado de abastos, quienes continuamente me compraban llantas, e iba teniendo nuevos, a través de la apertura de créditos que mi empresa les otorgaba. Así logre tener como cliente al señor; Everardo Cornejo, quien manejaba una compañía, en la colonia Morelos denominada: “Sal y Azúcar.” Mi cartera de clientes creció tendría unos 50 aproximadamente, entre buenos y regulares, ninguno malo.
Pronto compre un VW modelo 1972, me costo trece mil pesos. No sabia manejar, y cuando fui por el lo conduje hasta mi casa como pude. En corto tiempo mis tíos maternos; Carlos y Ernesto, me enseñaron a conducir.

Continúa la décima entrega este Viernes...


Lic. Herman Rene Real
Contacto:



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