
Hace pocos meses al circular frente al templo de esta población, noté a lo lejos algo raro en su portón principal, de momento pensé que era un plástico de los que utilizan los albañiles cuando pintan o hacen un "remiendo" con la finalidad de no salpicar de mezcla el derredor, sin embargo al observar mas detenidamente me dí cuenta que se trataba de una puerta de metal incrustada en el hueco del tradicional portón de madera. Este armatoste que según se ve, fue realizado en algún taller cercano y no por un artesano de la forja, pareciera cumplir las funciones de mosquitero.
La cosa no concluyó ahí: El pasado fin de semana, al levantar la vista desde la plaza para observar la hora en el reloj de la Iglesia, observé de nuevo algo diferente: La existencia de un curioso barandalito blanco del tipo de los que se colocan en los restaurantes con terraza o mirador, fijado sobre la cornisa, de torre a torre.
Por la majestuosidad del templo en su conjunto, dicha estructura pasa inadvertida pero si uno observa con mas atención, se percibe lo fuera de lugar en que se encuentra dicha añadidura respecto al estilo arquitectónico de todo el edificio.
Según pude informarme, la puerta- mosquitero en cuestión es para evitar la entrada de pájaros al interior del templo (inclusive las palomas, símbolo ancestral del espíritu santo), y la finalidad del barandal es la protección de todo aquel que suba a tocar las campanas.
Si uno analiza, justificaciones para el uso de ambos aditamentos las pudiera haber. Pero…
Como es conocido, los templos son propiedad federal en resguardo de las organizaciones religiosas que los usan, en este caso uno se pregunta lo siguiente:
¿Así de fácil se hacen modificaciones y "peguetes" a los edificios históricos?
¿No existen regulaciones para estas situaciones?
¿Puede cualquier persona meter mano al patrimonio cultural de una comunidad sin consulta alguna?
¿Hay parámetros técnicos para estos movimientos o son solo "ocurrencias" basadas en buenas intenciones ?
Estuve revisando en algunos libros y en la Red sobre la existencia de algún templo de renombre con mosquiteros de lámina en su entrada principal o rematados con barandalitos tipo terraza tulense y no encontré ninguno, ¿Estarán todos ellos equivocados? ¿Será acaso esta, nuestra aportación a la arquitectura religiosa?
Ya hace algunos años cambiaron de manera arbitraria los colores del templo, tiempo después demolieron el teatro parroquial conocido como "El Portalito" para hacer espacio para estacionar automóviles, en este momento se están haciendo fuertes modificaciones al interior del curato y ahora también le toca sufrir alteraciones a la fachada principal de un templo que por sus características es un orgullo en la región y que debido a su importancia histórica y religiosa además ha sido designado santuario.
Este tipo de problemática, tristemente muy usual en todo nuestro país, debiera de involucrar no solamente a la feligresía sino a toda la comunidad, al no defender los edificios históricos ya sean religiosos o civiles, ponemos en riesgo la conservación del ya limitado patrimonio cultural de nuestro pueblo.
Finalmente solo queda la pregunta ¿Se puede hacer algo o estamos en la total indefensión?
Carlos Jesús Corona
zatrapa21@yahoo.com.mx
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