![]() |
Busto de Emiliano Zapata, Plaza Donato Guerra, Unión de TVLA, Jalisco. |
El Evento:
Se trataba de un desfile
poco usual, ajeno al calendario de desfiles y peregrinaciones que se
acostumbraban realizar a lo largo del año en Unión de Tula, eran las once de la
mañana de aquel miércoles 27 de octubre de 1977 y el contingente compuesto por
alumnos de los diferentes planteles educativos de la población, autoridades
locales, representantes de la Secretaría de la Reforma Agraria de Autlán y del
estado de Jalisco, integrantes de los diferentes ejidos del municipio de Unión de
Tula así como un nutrido grupo de campesinos al volante de varios tractores se prestaba a iniciar su recorrido por
las principales calles de esa población. Entre la comitiva destacaban cincuenta
jóvenes parejas, hijos de los mismos ejidatarios, que ataviados a la usanza de
la revolución mexicana daban significado a la conmemoración: los cincuenta años
de la resolución del entonces presidente, el General Álvaro Obregón, para dotar
de 3,368 hectáreas de tierra a 917 capacitados en materia agraria del
municipio, dando con ello conformación y origen a su ejido “Unión de Tula”.
El desfile culminaría con el
arribo del contingente a la plaza de armas “Donato Guerra”, en donde según el
orden del día, primero se llevaría a cabo la ceremonia de develación del busto
del General Emiliano Zapata, promulgador, combatiente y mártir del reparto de
tierras a un explotado campesinado para después dar paso a un variado programa
cultural organizado por miembros de la comunidad tulense.
La concentración de
personas en la plaza principal era nutrida, la develación del monumento tuvo
como representante por parte del Ayuntamiento local al vicepresidente, el señor
Carlos Vázquez, en ausencia del presidente municipal, Ing. Jesús Corona
Sánchez, quien realizaba gestiones en la capital del estado, los discursos alusivos estuvieron a cargo del profesor Eleazar Nucamendi
y del funcionario estatal, Ing. Roberto Camiño, el evento cultural consistiría
en lectura de poemas e interpretaciones musicales con motivos agraristas por
parte de alumnos de escuelas y colegios del municipio así como bailes
folklóricos ejecutados por el ya extinto ballet folklórico “Juventud Unión”, cumplidos estos puntos el evento llegaría a su fin con una comida ofrecida a los presentes
por los mismos ejidatarios.
![]() |
Leyenda en la placa conmemorativa. |
La Anécdota
La
anterior sede de la presidencia municipal estaba ubicada en lo que ahora es el
comedor asistencial, a un lado de lo que era la cárcel municipal, junto a los
juzgados. Este sencillo inmueble se componía de un salón rectangular con una
entrada frontal en donde los escritorios de los funcionarios estaban alineados
a cada lado a lo largo de su superficie, al fondo se encontraba un sobre nivel
en donde despachaba la secretaria y atrás de ella estaba ubicada una puerta
hacia el privado que servía como oficina para el primer edil.
Si
bien las audiencias con el presidente municipal las solicitaban los interesados
por medio de la secretaria del ayuntamiento, muchos asuntos le eran tratados de
la misma forma en la que habían sido por muchos años, en la cercanía cotidiana
entre vecinos de una misma comunidad, al encontrarse a platicar en la vía
pública, y así sucedería en aquel caso en particular: el señor Francisco Brambila
Pelayo, un integrante del ejido Unión de Tula de fuertes convicciones revolucionarias,
se encontraría de manera informal con el ingeniero Jesús Corona Sánchez, el
entonces presidente municipal, para hacerle una petición: con motivo de la
celebración de los cincuenta años de la obtención de tierras por parte del
gobierno le solicitaba su anuencia para que las autoridades del ejido de Unión
de Tula pudieran colocar un busto de Emiliano Zapata en la plaza principal de
esa cabecera municipal.
Por
un principio de equilibrio arquitectónico elemental, ya que el monumento de las
flamas del aniversario de pueblo se encontraba de lado oriente, de cara a la
calle México, el presidente les ofreció que instalaran su escultura del lado
poniente, con vista a la calle Puebla, ya que en ese lado no había entonces
escultura alguna. La respuesta del hombre de campo sería memorable:
"Le
agradezco mucho, pero ojalá nos permitiera colocar el busto de mi general
Zapata del otro lado, enfrente de la iglesia, y es que sabe, ingeniero, la
iglesia siempre estuvo de lado del hacendado y queremos que quede enfrente,
para que no olviden los curas la lucha del ejidatario".
El
ingeniero Corona reflexionó por un momento en lo dicho por el señor Francisco
Brambila, tenía razón, la escultura del general Zapata era ante todo un símbolo
de reivindicación social, por lo que su ubicación era tan importante como la
escultura misma, de esa manera vino aceptando la propuesta, el busto de
Emiliano Zapata, y el significado de su lucha, quedaría ubicado para la
posteridad frente al templo, el referente en Unión de Tula de la poderosa y
milenaria institución.
![]() |
Emiliano Zapata frente a la Iglesia. El simbolismo reivindicatorio de una lucha. |
El
zapatismo había planteado en el Plan de Ayala una de las principales demandas
sociales de la Revolución Mexicana que tras el derrocamiento del viejo régimen vino
a quedar plasmada en el artículo 27 de la constitución de 1917: la devolución
de las tierras que habían sido propiedad comunal de los pueblos originarios. El
proceso en la búsqueda de un pedazo de tierra para aquellos campesinos fue
bastante tormentoso ya que tuvieron que enfrentar fuertes inercias de siglos atrás respecto al latifundio: a los poderes establecidos como las haciendas y sus guardias
blancas, a las autoridades locales de cada región, a la iglesia desde el
púlpito, en algún momento a la insurgencia del movimiento cristero y hasta a la manipulación
del gobierno que después de usarlos como "carne de cañón" los llegó a depositar en el olvido, una incertidumbre y
violencia que se prolongarían para el movimiento agrarista durante bastantes lustros.