lunes, marzo 04, 2024

El busto de Emiliano Zapata, y su gran anécdota.

 

Busto de Emiliano Zapata, Plaza Donato Guerra, Unión de TVLA, Jalisco.

El Evento:

    Se trataba de un desfile poco usual, ajeno al calendario de desfiles y peregrinaciones que se acostumbraban realizar a lo largo del año en Unión de Tula, eran las once de la mañana de aquel miércoles 27 de octubre de 1977 y el contingente compuesto por alumnos de los diferentes planteles educativos de la población, autoridades locales, representantes de la Secretaría de la Reforma Agraria de Autlán y del estado de Jalisco, integrantes de los diferentes ejidos del municipio de Unión de Tula así como un nutrido grupo de campesinos al volante de varios tractores se prestaba a iniciar su recorrido por las principales calles de esa población. Entre la comitiva destacaban cincuenta jóvenes parejas, hijos de los mismos ejidatarios, que ataviados a la usanza de la revolución mexicana daban significado a la conmemoración: los cincuenta años de la resolución del entonces presidente, el General Álvaro Obregón, para dotar de 3,368 hectáreas de tierra a 917 capacitados en materia agraria del municipio, dando con ello conformación y origen a su ejido “Unión de Tula”.

 

    El desfile culminaría con el arribo del contingente a la plaza de armas “Donato Guerra”, en donde según el orden del día, primero se llevaría a cabo la ceremonia de develación del busto del General Emiliano Zapata, promulgador, combatiente y mártir del reparto de tierras a un explotado campesinado para después dar paso a un variado programa cultural organizado por miembros de la comunidad tulense.

 

    La concentración de personas en la plaza principal era nutrida, la develación del monumento tuvo como representante por parte del Ayuntamiento local al vicepresidente, el señor Carlos Vázquez, en ausencia del presidente municipal, Ing. Jesús Corona Sánchez, quien realizaba gestiones en la capital del estado, los discursos alusivos estuvieron a cargo del profesor Eleazar Nucamendi y del funcionario estatal, Ing. Roberto Camiño, el evento cultural consistiría en lectura de poemas e interpretaciones musicales con motivos agraristas por parte de alumnos de escuelas y colegios del municipio así como bailes folklóricos ejecutados por el ya extinto ballet folklórico “Juventud Unión”, cumplidos estos puntos el evento llegaría a su fin con una comida ofrecida a los presentes por los mismos ejidatarios.


Leyenda en la placa conmemorativa.

La Anécdota 

 

    La anterior sede de la presidencia municipal estaba ubicada en lo que ahora es el comedor asistencial, a un lado de lo que era la cárcel municipal, junto a los juzgados. Este sencillo inmueble se componía de un salón rectangular con una entrada frontal en donde los escritorios de los funcionarios estaban alineados a cada lado a lo largo de su superficie, al fondo se encontraba un sobre nivel en donde despachaba la secretaria y atrás de ella estaba ubicada una puerta hacia el privado que servía como oficina para el primer edil. 

 

    Si bien las audiencias con el presidente municipal las solicitaban los interesados por medio de la secretaria del ayuntamiento, muchos asuntos le eran tratados de la misma forma en la que habían sido por muchos años, en la cercanía cotidiana entre vecinos de una misma comunidad, al encontrarse a platicar en la vía pública, y así sucedería en aquel caso en particular: el señor Francisco Brambila Pelayo, un integrante del ejido Unión de Tula de fuertes convicciones revolucionarias, se encontraría de manera informal con el ingeniero Jesús Corona Sánchez, el entonces presidente municipal, para hacerle una petición: con motivo de la celebración de los cincuenta años de la obtención de tierras por parte del gobierno le solicitaba su anuencia para que las autoridades del ejido de Unión de Tula pudieran colocar un busto de Emiliano Zapata en la plaza principal de esa cabecera municipal.

 

    Por un principio de equilibrio arquitectónico elemental, ya que el monumento de las flamas del aniversario de pueblo se encontraba de lado oriente, de cara a la calle México, el presidente les ofreció que instalaran su escultura del lado poniente, con vista a la calle Puebla, ya que en ese lado no había entonces escultura alguna. La respuesta del hombre de campo sería memorable:

 

    "Le agradezco mucho, pero ojalá nos permitiera colocar el busto de mi general Zapata del otro lado, enfrente de la iglesia, y es que sabe, ingeniero, la iglesia siempre estuvo de lado del hacendado y queremos que quede enfrente, para que no olviden los curas la lucha del ejidatario".

 

    El ingeniero Corona reflexionó por un momento en lo dicho por el señor Francisco Brambila, tenía razón, la escultura del general Zapata era ante todo un símbolo de reivindicación social, por lo que su ubicación era tan importante como la escultura misma, de esa manera vino aceptando la propuesta, el busto de Emiliano Zapata, y el significado de su lucha, quedaría ubicado para la posteridad frente al templo, el referente en Unión de Tula de la poderosa y milenaria institución.

 


Emiliano Zapata frente a la Iglesia. El simbolismo reivindicatorio de una lucha.


    El zapatismo había planteado en el Plan de Ayala una de las principales demandas sociales de la Revolución Mexicana que tras el derrocamiento del viejo régimen vino a quedar plasmada en el artículo 27 de la constitución de 1917: la devolución de las tierras que habían sido propiedad comunal de los pueblos originarios. El proceso en la búsqueda de un pedazo de tierra para aquellos campesinos fue bastante tormentoso ya que tuvieron que enfrentar fuertes inercias de siglos atrás respecto al latifundio: a los poderes establecidos como las haciendas y sus guardias blancas, a las autoridades locales de cada región, a la iglesia desde el púlpito, en algún momento a la insurgencia del movimiento cristero y hasta a la manipulación del gobierno que después de usarlos como "carne de cañón" los llegó a depositar en el olvido, una incertidumbre y violencia que se prolongarían para el movimiento agrarista durante bastantes lustros.


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miércoles, enero 17, 2024

El Hospital "La Promesa" de Unión de TVLA

 

Placa conmemorativa de la inauguración
del hospital de Unión de TVLA
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    En el ingreso norte de la cabecera municipal de Unión de TVLA existe una edificación que al paso de los años se ha convertido en parte de la vida cotidiana de sus pobladores, tanto para quien transita por ahí como para quienes han acudido a él para recibir algún tipo de atención, este conocido inmueble es su hospital. Seguramente mucha gente puede ofrecer alguna referencia en torno a este centro de salud, pero ya muy pocos, aquellos que alcanzaron cierta edad, podrán compartir su extraordinaria y emotiva historia, uno de los pasajes más significativos tanto de la política como del activismo ciudadano que vinieron a colaborar para trazar eso que podríamos considerar como el inicio de la historia moderna de Unión de TVLA, un evento, sin embargo, que poco a poco, y de manera lamentable, va quedando en el olvido.


El Hospital “La Promesa” de Unión de TVLA

    El licenciado Adolfo López Mateos, presidente de México, cumpliría su segundo año de gobierno con una gira por los estados de Jalisco, Colima y Nayarit, el martes seis de diciembre de 1960 saldría desde la Ciudad de México y haría su arribo, junto a una parte importante de su gabinete, a bordo del avión “El Insurgente” al aeropuerto de Guadalajara pasadas las diez de la mañana, ahí sería recibido por el gobernador del estado profesor Juan Gil Preciado así como por un nutrido grupo de funcionarios de su gobierno, de la Universidad de Guadalajara, dirigentes sindicales y militares así como miembros de la iniciativa privada.

Recepción al presidente Adolfo López Mateos
en el aeropuerto de Guadalajara.
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    A su ingreso a la ciudad el presidente bajaría del autobús que lo trasladaba desde el aeropuerto para pasarse a un auto descapotable y así recibir de manera directa el saludo de las multitudes que lo esperaban haciendo valla desde la glorieta del Álamo y a lo largo de la calzada González Gallo.


    La agenda de eventos en Jalisco contemplaba para ese primer día inauguraciones de escuelas, desarrollos multifamiliares y centros culturales en varias colonias y barrios de la ciudad, siendo lo más destacable de la jornada tanto el haber sido declarado por el congreso del estado “Hijo predilecto de Jalisco” como el contacto que tuvo desde el balcón de palacio de gobierno con una eufórica multitud de tapatíos que lo aclamaban y así mismo la inauguración dentro del complejo del Parque “Agua azul”, de la Plaza Juárez, del Teatro Experimental de Jalisco y del edificio multifamiliar adyacente “Presidente Guadalupe Victoria”.

Inauguración de la plaza "Juárez"
en la zona "Agua Azul" de Guadalajara
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    Para el martes siete el presidente López Mateos tendría agendado un recorrido, junto al gobernador del estado y los respectivos funcionarios que los acompañaban, por los municipios de Teuchitlán, Ameca, Ahualulco del Mercado, Etzatlán y Tala, en donde entre el clamor popular inauguraría o pondría en marcha centros escolares, tramos carreteros, presas y pozos de agua potable así como la entrega de títulos agrarios para finalizando, regresar a la ciudad a culminar el día con la inauguración de las nuevas oficinas de Ferrocarriles Nacionales de México.

    La actividad del jueves ocho de diciembre no sería menos intensa y emotiva, la gira del presidente junto con el  gobernador daría inicio en la ciudad con la inauguración de un paso a desnivel y de las bodegas ANDSA, y continuaría entre la manifestación de júbilo de gran cantidad de sus habitantes por los municipios de Cajititlán, Chapala y Jocotepec, en donde el primer mandatario inauguraría plantas piscícolas y se comprometería en la solución al serio problema de la laguna de Chapala que era el del combate al lirio, proseguiría rumbo a Acatlán de Juárez, Sayula y Ciudad Guzmán, ahí pondría en marcha la construcción de viviendas populares, inauguraría la escuela Normal Regional y otros centros escolares así como de tramos de caminos pavimentados y haría entrega de títulos agrarios a campesinos. El presidente López Mateos culminaría su recorrido por Zapotiltíc, Tecatitlán y Pihuamo para de ahí trasladarse al vecino estado de Colima en donde pernoctaría en su ciudad capital para al día siguiente iniciar su programa de actividades en esa entidad.

    La gira del presidente López Mateos por Colima comprendería los días viernes nueve y sábado diez de diciembre, en ese estado el mandatario inauguraría una estación ferroviaria, 100 casas del Instituto Nacional de Vivienda, daría inicio a la construcción de la presa De la Vega y ofrecería varias audiencias, entre bastantes más actividades.


El retorno a Jalisco

    El domingo 11 de diciembre, y ante la presencia de centenares de personas que soportaban una torrencial lluvia, a las nueve y media de la mañana haría su arribo el  presidente de la república acompañado del gobernador Juan Gil Preciado y sus respectivas comitivas al puente del río Marabasco, lugar que marca la división entre los estados de Colima y Jalisco, en su retorno al estado para continuar la segunda parte de su gira de trabajo, su primer destino sería la cabecera municipal del municipio de Cihuatlán, en donde inauguraría el drenaje y pavimento de la calle principal así como la escuela “Hilarión Romero Gil” y una fuente de abastecimiento de agua, enseguida la comitiva se trasladaría a la población de La Huerta, en donde daría por inaugurados tanto el hospital “Leonardo Oliva” como la escuela “Revolución Mexicana”.

    Pasado el mediodía, y acompañados de un mal tiempo que duraría toda la jornada, la comitiva presidencial se trasladaría a la ciudad de Autlán, ahí las actividades del presidente de la república consistirían, a la una y media de la tarde, en cortar simbólicamente el listón de 156 casas recién construidas para los trabajadores de la compañía minera Autlán, de ahí irían al centro de la ciudad a inaugurar obras en la Plaza “Constitución” y posteriormente, a las dos de la tarde, a dar por inaugurado el centro escolar “Paulino Navarro”.

Adolfo López mateos en Autlán
en su campaña presidencial. Foto de archivo.
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“La Promesa”

    Durante su recorrido por el centro de la ciudad, y en medio de una multitud de autlenses que pese a la fuerte lluvia deseaba acercarse a él para saludarlo, el presidente López Mateos fue abordado por un grupo de mujeres procedentes del vecino municipio de Unión de TVLA, una de ellas fue reconocida por el primer mandatario, la señora María Guillermina, “La Nena” Villaseñor, hija del entonces ya finado, político y funcionario federal, profesor Julián Villaseñor Mejía, con quien el presidente en la ciudad de México había forjado una amistad que abarcaba también el ámbito familiar. La única petición que traían consigo las señoras para el mandatario era la de un hospital para Unión de TVLA, un municipio que para aquellos años había crecido bastante demográficamente y cuyos pobladores dependían de trasladarse a otros municipios, inclusive hasta a la capital del estado, para atender a sus enfermos y tener los nacimientos de sus hijos.

El profesor y político tulense,
Don Julián Villaseñor Mejía
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    El presidente, en ese momento sabedor de que por las difíciles condiciones climáticas imperantes ya no se cumpliría la agenda que indicaba seguir actividades en la región durante ese día, es decir, pernoctar en Autlán y a la mañana siguiente volar en el avión presidencial “El Insurgente” a Tepic desde la pista aérea de El Grullo (una instalación propiedad del empresario local, el licenciado Sergio Corona Blake, que generalmente era utilizada por avionetas de fumigación, pero que en aquel momento estaba anegada por la intensa lluvia), les indicó entonces al grupo de señoras a que lo esperaran en Unión de TVLA durante esa misma tarde, ya que él y su comitiva se regresarían a la ciudad de Guadalajara en autobús por carretera y que en dicha población harían una pausa en su recorrido para constatar si era factible la construcción de un hospital en ese municipio.

    Las actividades en Autlán continuarían a las tres de la tarde con una comida ofrecida al mandatario, al gobernador y a sus acompañantes por el Sindicato Industrial de trabajadores Mineros, y ya de ahí, iniciando su retorno, se dirigirían a la población de El Corcovado, en donde el presidente daría por inaugurada la presa derivadora de los canales de agua que irrigarían tanto a El Grullo como a Autlán y que vendría a completar el sistema hidráulico del mismo nombre, “El Corcovado”, que tenía su origen en la presa de Tacotán, cauce arriba. Forzados por el mal tiempo, las actividades programadas para realizarse en el vecino municipio de El Grullo se tuvieron que cancelar.

Unión de TVLA, decada de los sesentas.
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    A eso de las seis de la tarde la comitiva presidencial ingresaría a la población de Unión de TVLA, la intensa lluvia no impidió que el presidente López Mateos ordenara que se detuviera el camión en el que viajaba y por la ventanilla misma le prometió a la señora María Guillermina Villaseñor, que acompañada de un grupo de tulenses desde la calle lo escuchaba, que el hospital que solicitaban sí se construiría, la señora Villaseñor entonces le pidió al mandatario que le firmara un papel que garantizara su promesa, a lo que replicó el Licenciado López Mateos: “Tengan la seguridad de que se construirá ese hospital, ya que un presidente siempre cumple lo que promete”. Dicho esto, el autobús presidencial prosiguió su camino hacia la ciudad de Guadalajara, a la cual llegarían ya entrada la noche, para al día siguiente, el lunes 12 de diciembre, proseguir su gira al estado de Nayarit.

La señora María Guillermina Villaseñor junto
a su esposo, el ingeniero J. Jesús Corona,
años sesentas.
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La gira del Secretario de Salubridad federal

    La primera visita del secretario de salubridad del gobierno federal, el Doctor José Álvarez Amézquita, a Jalisco daría inicio el lunes 5 de junio de 1961, el avión oficial que lo transportaba, “El Hacendado”, de la Secretaría de Hacienda, haría su arribo al aeropuerto de la ciudad de Guadalajara a las dos y media de la tarde, ahí serían recibidos él y sus acompañantes por el gobernador del estado Profesor Juan Gil Preciado y varios de sus funcionarios, el presidente de Guadalajara Juan I. Menchaca, el rector de la Universidad de Guadalajara y el secretario de salubridad del estado, el Dr. Felipe Covarrubias, entre bastantes servidores públicos más.

Avión DC-3 "El Hacendado" de la
Secretaría de Hacienda Federal.
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  Entre las actividades de ese primer día de su gira, el Doctor Álvarez Amezquita reanudaría los trabajos del hospital general de Guadalajara, revisaría el avance de las obras de construcción de la nueva facultad de medicina de la Universidad de Guadalajara, haría una visita al Hospital Civil así como a diferentes dependencias de salubridad de la ciudad, además de otras a diversas instituciones asistenciales, como la granja de recuperación juvenil “La esperanza”. Para el martes 6 de junio el secretario de salubridad federal, así mismo acompañado por el gobernador del estado, tenía agendada la visita a varios municipios, de entre los cuales se destacaban Unión de TVLA y Juchitlán, en donde inauguraría sus respectivos hospitales, para tal fin la comitiva volaría en el avión oficial del funcionario federal hacia la pista aérea de El Grullo, municipio en donde haría una visita al Centro de Bienestar Rural local para de ahí trasladarse a la vecina ciudad de Autlán a supervisar el hospital regional y realizar visitas tanto a la Casa de Ancianos como a la clínica externa para los trabajadores de la mina de manganeso.

    En su tercer día en la entidad, la agenda del secretario federal se desarrollaría en la ciudad de Guadalajara para al mediodía partir junto con su comitiva hacia Morelia, Michoacán.


 “La Promesa cumplida”

    Una multitud de tulenses, en lo que era una verdadera celebración popular, esperaba dar la bienvenida al secretario Álvarez Amezquita y al gobernador Gil Preciado a la entrada de Unión de TVLA formando una valla en torno a las instalaciones del nuevo hospital que fue ubicado en un terreno cedido por las autoridades del colindante ejido de Santa Ana. La delegación, como estaba programado, haría su arribo a esa cabecera municipal pasadas las dos de la tarde, ahí serían recibidos por las autoridades municipales encabezadas por el presidente, Señor Guadalupe López Beltrán, y gran parte de sus colaboradores.

La población de Unión de TVLA a la espera del
secretario de salubiridad y del gobernador del estado
para la inauguración de su hospital.
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    La ceremonia de inauguración del hospital “Presidente Adolfo López Mateos” inicio con el uso de la voz por parte del gobernador de Jalisco, el profesor Gil Preciado primero agradeció al presidente de la república por la obra y después hizo un relato de la peculiar anécdota en torno al tan necesario inmueble: la petición de un grupo de señoras al presidente en una tarde lluviosa que en corto tiempo se había hecho realidad. Enseguida tomó la palabra el secretario Álvarez Amezquita, manifestó que el gobierno del presidente López Mateos estaba interesado en la asistencia de servicios de salud en el medio rural y los anillos de miseria de las ciudades para que con ello se cortara en algo la brecha de atención entre los ricos y los débiles. Al develar la placa, el secretario externó que ese hospital debería de haberse llamado “El Hospital de la Promesa”, en alusión al compromiso cumplido por el presidente de la república.


El secretario Álvarez Amezquita, el gobernador Juan Gil Preciado
 y el presidente municipal, Guadalupe "El Güero" López
en la ceremonia de inauguración del hospital de Unión de TVLA
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    Por parte del ayuntamiento habló el secretario del ayuntamiento, el licenciado Herman Real, quien reafirmó lo alguna vez dicho por el primer mandatario, “Lo que un presidente promete, lo cumple”, frase que había quedado grabada en la placa conmemorativa de su inauguración.

Placa conmemorativa y fotografía del presidente
de la república, Adolfo López Mateos en la
sala de espera del hospital del mismo nombre.
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    Una vez concluida la ceremonia, el ayuntamiento tulense ofrecería al secretario y al gobernador una comida, de ahí la comitiva se dirigiría al municipio de Juchitlán a inaugurar el hospital rural en su cabecera municipal.

    El moderno hospital de Unión de TVLA se había construido en un tiempo récord de 90 días, había tenido un costo total de $380,000.00 pesos, $200,000.00 de construcción y $180,000.00 de equipamiento, bastante más que su contraparte de Juchitán, en donde el gobierno había erogado en su totalidad $200,000.00 pesos, el nosocomio tulense contaba con farmacia, laboratorios, salas de consulta y medicina preventiva, área de servicio materno infantil, sala de operaciones, sala de encamados en donde se contaban doce camas, cocina, lavandería, sala de autopsias y algunos otros servicios. 



El Secretario de Salubridad y el gobernador del estado
observando el equipamiento del hospital.
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Hospital de Juchitlán
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Su arquitectura

    Las obras de la secretaría de salubridad y asistencia durante el gobierno del presidente López Mateos buscaban la funcionalidad en sus edificios y la eficaz organización de sus instalaciones, el objetivo de edificar bajo la visión protectora de bienestar que debe ofrecer el Estado. Simplicidad y esencialidad bajo el significado del iniciador del movimiento funcionalista dentro de la arquitectura, Le Corbusier: habilitar, trabajar, circular y cultivar el cuerpo y el espíritu. En este sentido los principios de arquitectura con la que fue concebido el Hospital Adolfo López Mateos de Unión de TVLA, que aunque pequeño en tamaño, también fueron incluidos dentro de esta doctrina ética: sol, luz y verdor en una extensión mayor de sus jardines, y sencillez y funcionalidad en su apariencia y distribución, un ejemplo de modernidad en los servicios públicos de salud.

Ingreso del hospital Presidente Adolfo López Mateos
de Unión de TVLA antes de su reciente remodelación.
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    Para finalizar

    De manera lamentable, en los años posteriores, la negligencia y el abandono institucional fueron motivo de omisión ante el deterioro, la descompostura y hasta el saqueo del valioso equipamiento del que fue dotado el hospital tulense, las carencias con las que fue forzado a seguir operando orillaron a este gran proyecto a reducir gradualmente sus servicios a la ciudadanía, terminando este hospital en un ser un espacio que ofrecía solo la asistencia básica de atención de primeros auxilios y consulta médica.

    Hace un par de años el gobierno estatal modificó totalmente la apariencia y funcionamiento del hospital Presidente López Mateos, en lo que desde ese momento y dejando de lado la célebre historia de ese lugar, se nombraría como Hospital Comunitario de Primer Contacto, con una apariencia radicalmente distinta y extensión mayor con la finalidad de que ahí se ofrecieran más servicios a una cantidad mayor de pacientes.

Vista aerea del hospital de Unión de TVLA
recientemente modificado, practicamente en su totalidad.
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Lic. Adolfo López Mateos,
presidente de la república.
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Encabezado del periódico El Informador

    Tres años más tarde, en octubre de 1964, el presidente Lopéz Mateos regresaría a Unión de TVLA para inaugurar la escuela primaria para varones, hoy "Miguel Hidalgo" y de ahí pasar a realizar la inauguración simbólica del hospital, ya en funciones, que llevaba su nombre.

miércoles, enero 03, 2024

El extraño caso del Quiosco dejado caer a pedazos.

Parte interior de la cúpula del Quiosco
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Una remodelación cuestionable:

     Durante más de un siglo el histórico Quiosco de Unión de TVLA había sido objeto de modificaciones en su estructura y en su apariencia, cambio de techos y ornamentos, añadido de barandales, cambio en la orientación de sus escalinatas o la habilitación de su parte inferior como peculiar espacio para el equipamiento y programación de música a través del equipo de sonido periférico instalado en el jardín principal.

    Ninguna modificación fue tan desafortunada como la realizada en el año 2006 durante la administración del entonces presidente municipal panista Joel Llamas Uribe, quien decidió junto a su cabildo cambiar totalmente la apariencia del Quiosco y en general de toda la plaza Donato Guerra, esto incluyó la remoción de las anteriores luminarias y rejas de las jardineras así como del mosaico de toda la superficie de la plaza para la aplicación de cemento con acabado de piso estampado. En lo que respecta al Quiosco, se decidió cambiar totalmente su diseño, de aquel histórico, sencillo y tradicional al de un bastante discutible estilo afrancesado, para tal fin se agrandó en su superficie, haciendo los muros más gruesos, tapiando sus ventanas y cancelando el recinto de programación de música para terminar este iluminado y ventilado espacio convertido en una oscura bodega, se cambió la estructura y forma de su cúpula, optando por uno cóncavo de delgadas láminas cuyo interior fue recubierto por hojas de madera adheridas, según parece, solo con pegamento, así mismo se retiraron las pesadas rejas y se instalaron nuevas, bastante más ligeras, así como algunos adornos complementarios.

Placa conmemorativa de la inauguración del Quiosco remodelado
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El Quiosco, el piso falso y las jardineras remodeladas
en el año 2006. Fotografía actual
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Una de las ventanas de la cabina de programación de música
que fueron canceladas para terminar ese espacio en húmeda bodega.
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    Un proyecto mal realizado que al final dejó las rejas de las jardineras incomodas como respaldo para quien ahí se sienta, chuecas y mal soldadas, lámparas en torno al jardín inclinadas, el piso mal nivelado en donde se crean grandes charcos cada vez que llueve, y lo peor, la destrucción del anterior Quiosco, el sencillo, costumbrista e histórico, escenario de incontables sucesos de la historia del pueblo.

    Mención aparte merecen los materiales de ínfima calidad utilizados durante esta remodelación que se suponía era una mejora arquitectónica, en lugar de hierros forjados, aceros, canteras o mármoles, se utilizaron resinas y espumas para sus pisos y recubrimientos, y el muy quebradizo hierro colado para piezas decorativas, barandales y enrejados, todo esto bastante más frágil que lo que tenía el anterior Quiosco, y que al paso del tiempo, pese a algún mantenimiento mínimo en administraciones pasadas, se ha venido deteriorando hasta prácticamente caerse a pedazos.


El extraño caso del Quiosco dejado en el olvido del deterioro:

El recubrimiento del Quiosco:

Recubrimiento de resina del Quiosco despedazado
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Recubrimiento de resina del Quiosco, faltante,
 en un inicio pegado con espuma.
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Lámina de resina de uno de los muros del Quiosco, faltante,
son dos piezas faltantes iguales.
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Las escaleras:
Recubrimientos de las escaleras, despedazados.
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Juntas de resina de las escaleras, faltantes.
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Juntas de resina de la escalera del Quiosco,
 faltantes y con zacates.
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La rejas del Quiosco:
Rejas rotas y amarradas con alambre.
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Rejas rotas, incompletas, amarradas con
alambre en varillas oxidadas.
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Pedaceras de reja, alambre y amontonamiento.
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El techo del Quiosco:

Láminas de madera a punto de caer y otras ya faltantes,
un peligro para quien suba al Quiosco.
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Lámparas desniveladas, vidrios de la cúpula
rotos y láminas a punto de caer y otras ya faltantes.
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Adornos incompletos y en riesgo de caer.
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Lámpara y recubrimiento del techo
del Quiosco a punto del colapso.
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El desaseo:
Descuido y desaseo del piso del quiosco
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Piso del Quiosco con cachivaches y evidentemente
 de semanas o meses sin barrer.
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    Durante la administración, de ya cinco de seis años, de movimiento ciudadano encabezada por la primer edil Gala Lepe, ha sido curioso presenciar el irreversible deterioro que ha sufrido el Quiosco de Unión de TVLA debido a la casi absoluta carencia de mantenimiento del que ha sido objeto: piezas de su recubrimiento faltantes o destruidas, en algunos casos proporciones bastantes considerables, adornos despedazados, partes de su techo a punto de caer que ponen en peligro a quien en alguna visita turística o juego infantil decida subir a él, barandales faltantes o rotos sustituidos por amarres de simple alambre recocido y hasta el mínimo aseo hecho al lugar.

    La única "aportación" evidente al tan desvencijado Quiosco ha sido la de la instalación de una placa conmemorativa, mal instalada y quebrada ya, de los doscientos años de la fundación del pueblo en donde se enlistan algunos benefactores de aquellos festejos, esta placa se suma a otros elementos de bastante dudoso valor estético que se han instalado durante esta administración naranja, dejando en el olvido la conservación de la plaza, el Quiosco e inclusive los céntricos portales.


Placa alusiva a los beneficiarios de los festejos de
conmemoración de los 200 años de Unión de TVLA,
 ya rota en una esquina,
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    La duda queda abierta, si exceptuamos las nuevas estatuas conmemorativas, las ocurrentes "cápsulas del tiempo" y estructuras de metal en lugar de árboles, o las letras gigantes para la foto de ocasión ¿A qué se deberá la apatía de esta administración en torno a la debida conservación del Quiosco, el jardín principal, los portales y sus alrededores?